¿Dónde está el deporte?
El deporte, con el fútbol en uno de sus primeros lugares, ha tenido desde siempre, y lo seguirá teniendo, el atractivo de su belleza, su emoción, su riesgo o su hazaña. El exceso de profesionalismo, los muchos intereses personales, económicos y políticos puestos en juego, lo dejan cada día más maltrecho. ¿Dónde queda entre tanto disparate? Si no fuera porque sus virtudes positivas ancestrales tienen la fuerza de la propia naturaleza humana, las que provienen de un hombre jugador por excelencia, su movimiento en las bajezas continuas terminaría por hundirle. En España o en Nueva Delhi los espectáculos denigrantes se repiten.Resulta bien triste que todos caigamos en el suceso una y otra vez. En el suceso provocado, no en el lógico o esperable en todos los órdenes de la vida. Resulta lamentable que la información deportiva parezca abocada a constatar un continuo rosario de despropósitos, de protagonistas absurdos, cuyas intenciones llega un momento que se mezclan entre vidriosos intereses particulares o ajenos. Es buena hora de desenmascarar en cada ocasión a los manipuladores,a los violentos o a los provocadores de cualquier tipo.
El deporte también tiene su trascendencia, y el español, concretamente, empieza a detectarla, aunque siempre con retraso, desde hace unos años. Pero no es la que quieren imponer unos cuantos.
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