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Los comunistas polacos ponen en duda el papel dirigente de su partido

El papel dirigente del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista), uno de los temas de enfrentamiento entre el poder y el sindicato Solidaridad, está de nuevo en entredicho en el seno del Movimiento Patriótico de Renacimiento Nacional (PRON), creado bajo los auspicios del general Wojciech JaruzeIski.Dos documentos, que deben servir de base para elaborar el programa del PRON, plantean la necesidad de redefinir el papel del POUP, ponen en tela de juicio la propia existencia del régimen y, recogiendo varios puntos expresados por el ala moderada de Solidaridad, explican que los dieciséis meses en los que el sindicato estuvo prohibido se produjo una verdadera revolución en el espíritu de la sociedad, que tendrá una influencia a largo plazo.

El primer documento establece que la verdadera sociedad socialista debe construirse sobre los principios de la autogestión y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, con la inclusión de "aquellas personas independientes en puestos de dirección".

El segundo texto expresa que la reconstrucción profunda del Estado y del poder tiene tres principios inamovibles: pertenencia al Pacto de Varsovia, propiedad colectiva de los medios de producción y papel particular -aún por definir- del POUP; "todo lo demás es negociable".

El espíritu de las redactores de los dos documentos es "evitar que se gobierne por medio de la coacción".

De todas formas, el periódico del POUP, Trybuna Ludu, acusó ayer a la dirección clandestina de Solidaridad de intentar "nuevamente sacar a la gente a la calle" aprovechando el aniversario -el próximo 16 de diciembre- de la muerte, en la mina Wujek, de siete obreros contrarios al estado de sitio.

Sin citar directamente las últimas instrucciones de Solidaridad, que ha decidido suspender todas las acciones de protesta durante el próximo mes, Trybuna Ludu escribió que "estos señores de la clandestinidad y la subversión han encontrado otro medio de combate: las protestas serán remplazadas por... una manifestación".

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El periódico añade que la dirección clandestina del sindicato ha llamado a las personas a conmemorar a las víctimas obreras de 1970 en el Báltico y a las de la mina Wujek de 1981.

Por otra parte, el último balance de la catástrofe ocurrida ayer en la mina Dimitrov, de Bytom, situada en la Silesia polaca, es de dieciocho muertos, dos de los cuales perecieron abrasados. Otros diez mineros han sido hospitalizados a consecuencia de las quemaduras.

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