El espíritu de los felices veinte, en la música de Milhaud
El maestro Jean Fournet dirigió a la Sinfónica de RTVE. Todo un programa de música francesa: Ravel, Milhaud y Berlioz. Conocido sobradamente de todos, el director de Rouen dio a los diversos autores la autenticidad de quien se siente identificado con las diversas facetas de la música de Francia.Es verdad que Foumet aprovechó los ensayos para decidir los perfiles de su interpretación, para imponer su modo general de ver las partituras antes que para lograr una calidad de ejecución que no fue buena en todo momento.
El violinista español Agustín León Ara, desde hace tantos años profesor en el Conservatorio de Bruselas, protagonizó, con todo acierto, bueno sonido, intención incisiva y la limpia técnica que le caracteriza, El buey en el tejado, de Darius Milhaud, obra de la que, como es conocido, existen diversas versiones. No es la menor atractiva ésta para violín, cuyo carácter virtuosista queda más resaltado gracias a la cadencia de Arthur Hoonegger.
Volvió 'el buey en el tejado'
Orquesta Sinfónica de RTVE. Director. J. Fournet. Solista: A. León Ara. Obras de Ravel, Milhaud y Berlioz. Teatro Real: 27 y 28 de noviembre.
El buey en el tejado, título tomado por Milhaud de una samba escuchada por el compositor a las músicas callejeras que vivifican el Carnaval de Río de Janeiro, no solamente es un prodigio de ingenio, sino el reflejo más vivo de lo brasileño en la música de un europeo enamorado del mundo carioca. A la vez podría servir el divertido Buey como exactísima síntesis del espíritu que caracterizó los felices veinte.
Una sorpresa
El fascinante espectáculo, en el que se amontonan machichas y tangos, sambas, bandas y organillos, grupos que animan las comparsas, guitarras y danzas de negros, haciendo de las calles de Río una ruidosa politonalidad humana, sedujo a Darius Milhaud, un talento enormemente poroso y un carácter desenfadado, al menos durante una etapa importante de su carrera. El éxito de El buey en el tejado fue total, ya que, por parte del público madrileño, la página constituía verdadera sorpresa.
La Alborada, de Ravel, encontró a Fournet el tempo y el espíritu justos, y la genial y anticipatoria Sinfonía fantástica tuvo lo que, referido a esta temprana ebullición romántica, podríamos denominar una versión clásica.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.