'El gran desfile', una película muda imprescindible
En el ciclo que hoy televisión comienza a emitir sobre la obra del recientemente fallecido King Vidor, veremos cinco de las películas que rodó entre 1925 y 1934. El gran desfile, primera de las programadas, supuso en la carrera de su director el reconocimiento de los productores que, desde entonces, auspiciaron sus trabajos con entusiasmo. El éxito de público de El gran desfile fue tal que los 250.000 dólares de inversión se transformaron en quince millones de beneficios.Fue también El gran desfile la película que animó a los historiadores de cine a citar con admiración el nombre de King Vidor. Con ella, se inició un ciclo sobre los horrores de la guerra que tuvo geniales imitaciones tanto en aquellos años como en los que siguieron a la segunda guerra mundial. Y ello, a pesar de que Vidor colocaba muy en primer lugar una simple historia de amor dejando para segundos términos la auténtica catástrofe de la guerra.
Una pareja de enamorados separada y las angustias privadas de su soledad constituían el argumento protagonista de la película.
No obstante, hoy se recuerda más El gran desfile por sus imágenes documentales que por las peripecias amorosas de sus protagonistas. El Ejército facilitó a King Vidor diez rollos de material filmados durante la primera guerra mundial, que él supo intercalar con inteligencia en el proceso del melodrama central. La vida de los soldados que marchan hacia el frente, su adiestramiento, sus batallas, son auténticas. A lo largo de su carrera tuvo Vidor un especial interés por ir de lo individual a lo general, por concretar en la tragedia de unos concretos seres humanos lo que realmente es ampliable a toda la humanidad. Después de finalizada la primera contienda mundial podía creerse que realmente fue una guerra que había acabado con todas las guerras; así, al menos, lo definía el propio Vidor al decir que "la guerra se ha convertido en un elemento más de la humanidad y, a una distancia ya de años, sólo los valores humanos predominan. El resto cae en la insignificancia".
Cierto conservadurismo aleteó sobre todas sus películas aunque en varias de ellas quisiera Vidor denunciar injusticias y clamar por un mayor respeto hacia los seres marginados. El pan nuestro de cada día o Aleluyah dan pruebas de ello. En El gran desfile esa inquietud social asombró a los espectadores del momento aunque hoy, en ciertos datos, pueda parecer ingenua.
El cine ha progresado notablemente en sus medios técnicos y, lo que es más importante, en su necesidad de respetar géneros como el melodrama, tan rápidamente adaptados a los nuevos tiempos.
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