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Constituidas las Cortes Generales

Peces-Barba, una síntesis entre el pensamiento liberal y el socialismo democrático

A caballo entre el pensamiento liberal y el socialismo democrático, el abogado y profesor Gregorio Peces-Barba Martínez llega a la presidencia del Congreso tras una intensa actividad parlamentaria, compaginada con la docente. Discípulo y amigo de Joaquín Ruiz-Giménez, ingresó en el PSOE en 1972 y ejerció la abogacía hasta 1977. Doctor por las Universidades de Madrid y de Estrasburgo, teórico e investigador del Derecho, es uno de los "padres" de la vigente Constitución.La vida de Gregorio Peces-Barba discurre a través de cauces universitarios, profesionales y políticos , aderezados por rasgos de carácter absolutamente inconfundibles: moderación en las actitudes, firmeza de planteamientos, austeridad en las costumbres -velada por una gran afición a la buena gastronomía, que su espectacular pérdida de peso de los últimos tiempos tiende a matizar- y una impenitente soltería que, a sus 46 años, continúa siendo el asombro de propios y extrañas. Hombre esencialmente afable, una brizna de vanidad es el contrapunto de su discurso limpio y bien trazado y su afán por la precisión y el detalle, típicos del hombre de letras y del foro.

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Peces-Barba nació en Madrid el 13 de enero de 1938, hijo de un abogado fiscal y capitán auditor del Ejército de la República, condenado a muerte en la posguerra y que posteriormente vio conmutada esta pena capital. Algunos de los primeros recuerdos juveniles del hoy presidente del Congreso proceden, pues, de las visitas a su padre en la cárcel, hecho que no ha marcado especialmente su carácter. Estudió el bachillerato en el Liceo Francés de Madrid -"uno de los pocos colegios liberales de la época", explica- y posteriormente cursó Derecho en la Universidad Complutense.

Concluida su carrera, en 1962 comenzó a trabajar como ayudante de Ruiz-Giménez y al año siguiente participó con él en la fundación de la revista Cuadernos para el diálogo, que aglutinó los esfuerzos de sectores profesionales comprometidos en la lucha contra la dictadura. De este modo comenzó también su colaboración política con el grupo cristiano de Izquierda Democrática. A lo. largo de la década de los sesenta obtuvo la plaza de profesor de Filosofía del Derecho en la Complutense y participó, como abogado, en la defensa de numerosos procesados por el Tribunal de Orden Público (TOP) y en el famoso consejo de guerra de Burgos. Confinado por el Gobierno en Santa María del Campo (Burgos), en 1969, con ocasión de un estado de excepción, dedicó este período a terminar su tesis doctoral, consagrada a un católico progresista, Jacques Maritain.

Incorporado al PSOE en 1972, y en una cierta tensión personal entre sus orígenes cristianos y su nueva militancia -más dura en el sentido ideológico que la actual- continuó el ejercicio de, la abogacía. Iniciado el proceso de transición a la democracia, compatibilizó sus actividades. políticas -en 1976 fue vicepresidente del 272 congreso del PSOE, primero de este partido en el interior de España tras el paréntesis del exilio con las docentes.

Elegido diputado por Valladolid el 15 de junio de 1977, sus primeros trabajos parlamentarios fueron la secretaría general del grupo socialista y la representación del PSOE en la ponencia constitucional, encargada de elaborar el borrador de la ley fundamental. Esta última tarea, a la que Peces-Barba dedicó lo mejor de sus conocimientos y energías, dio lugar a una intensa actividad, no exenta de incidentes -como su retirada temporal de la ponencia- para conseguir el "consenso" constitucional. De esta época procede el afianzamiento de su relación de amistad y respeto personales hacia su compañero de ponencia, Manuel Fraga -que al parecer ha sido uno de los datos valorados por la dirección del PSOE para proponer su candidatura a la presidencia del nuevo Congreso- y cuya reciente operación de "integración de la ultraderecha en el sistema democrático" ha elogiado notoriamente.

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Peces-Barba ha defendido el consenso parlamentario para la elaboración de la Constitución, no sólo en cuanto método -al que considera el "heredero moderno del contrato social"- sino en lo que se refiere a los medios emplea dos para hacerlo posible en España y en 1978. Para él, el consenso es "algo mucho más importante que la superficial y deformada versión que sus detractores parlamentarios han dado y que un sector de la Prensa ha recogido. Es un acuerdo en lo fundamental, es un pacto para la paz y para la convivencia con profundas raíces éticas y culturales, que pretende superar una tradición de enfrentamientos y buscar la coincidencia en lo fundamental".

Al prestigio de la Constitución como marco de convivencia de los españoles, y en particular de los derechos fundamentales, ha dedicado Peces-Barba buena parte de su labor de divulgación, qué al mismo tiempo permite extraer ideas clave de su pensamiento. Y si en su libro sobre "Derechos fundamentales", publicado a finales de la década de los setenta, soste nía ya que una concepción liberal de los mismos debía conjugarse con los derechos económicos sociales Y culturales, posteriormente ha matizado, en un libro más reciente, dedicado a la Constitución: "Todos los derechos,que se reclaman prioritariamente de la libertad o de la igualdad son derechos de libertad que pretenden ( ... ) el facilitar y el hacer posible el desarrollo integral de la persona y el ejercicio efectivo y real de su dignidad. Lo que ocurre es que los derechos de libertad de origen liberal no cumplen plenamente su función de generalización del Derecho a todos de una manera efectiva y real y será necesario, para el pro greso de la historia de los derechos fundamentales, la aparición, desde la crítica marxista a los derechos burgueses, del componente igualitario que completa y profundiza los derechos de libertad".

Dentró del Partido Socialista, Peces-Barba ha ocupado posiciones preponderantes, pero nunca ha formado parte de su núcleo de dirección, aunque haya desempeñado un puesto en la ejecutiva. Hay que registrar dos grandes disgustos en su vida: la filtración del borrador constitucional a Cuadernos para el diálogo y la derrota como candidato a presidente del 28º congreso del PSOE.

Consenso, tolerancia, neutralidad -ha anunciado que su función presidencial en el Congreso no será partidaria-, forman parte de sus actitudes básicas en la política, salpicada también de gestos en forma de dimisiones o retiradas no siempre mantenidas. Renunció a la secretaría del grupo parlamentario socialista en el otoño de 1981 y obtuvo, en 1982, un puesto de profesor agregado de Derecho Natural y Filosofía del Derecho en la Complutense. Parecía decidido a retirarse de la política hasta que, hace sólo unas semanas, la dirección de su partido le convenció para que se presentara de nuevo a las elecciones. Y desde ayer es presidente del Congreso, casi por unanimidad de las fuerzas parlamentarias.

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