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Bajas ante la constitución de las nuevas Cortes

La ceremonia de constitución de las nuevas Cortes españolas, surgidas de los comicios del 28 de octubre, ha sido saludada por las bolsas con unas bajas de cierta consideración, donde lo más destacable resultaba el desmoronamiento del castillo de naipes construido en el sector bancario, y que había costado abundantes sudores a sus responsables a lo largo de las últimas semanas.Una corriente vendedora genérica asoló los parqués desde primeras horas de la mañana. Los repliegues iniciales de las eléctricas eran considerados como una consecuencia lógica de los nervios que habían desatado las realizaciones de beneficios en reuniones anteriores. Sin embargo todas las esperanzas continuaban depositadas en los valores bancarios después de la firmeza, o quizá hablando con mayor propiedad, resistencia a aceptar recortes en sus precios, que habían venido planteando días atrás.

Es cierto que los representantes de estas entidades mostraban un gesto más adusto de lo que había venido siendo habitual, pero se interpretó, en medios especializados, como una reacción al esfuerzo adicional que se les estaba exigiendo para mantener la trayectoria positiva del mercado. Sin embargo, algunos de los más avispados operadores comenzaron a interpretar esta seriedad como fruto de una oferta creciente que venía a romper de alguna forma los planteamientos anteriores.

Un saldo vendedor superior a los 210.000 títulos como el que Banesto presentaba en el mercado madrileño, o los más de 40.000 que presentaba el Popular, seguido de cerca por las casi 38.000 acciones de saldo negativo que ofrecía, también en Madrid, el Santander, componían un cuadro bastante más dramático de lo que estas entidades estaban, dispuestas a aceptar.

De poco valió que las filtraciones, que circularon profusamente sobre Iberduero, y que apuntaban el convencimiento de que esta compañía eléctrica pagará su dividendo a cuenta del presente ejercicio en condiciones similares a las de años anteriores, y su resistencia a la baja apenas fueran capaces de aportar una esperanza inicial a lo que apuntaba como una jornada problemática.

A la hora de analizar las causas de esta importante presencia de órdenes de venta se pueden elegir básicamente dos caminos: el de la pura especulación sobre intenciones inconfesables por parte de quienes cursaron unas órdenes de venta a todas luces demasiado abultadas, eligiendo para ello la fecha la fecha en la que se constituían las nuevas Cortes, o el razonamiento técnico, que apunta a la reacción en cadena que han podido provocar algunas realizaciones de beneficios nerviosas, como justificación a las bajas.

Lo más anecdótico de la mañana lo constituyó la relación directa que algunos de los inefables banderilleros querían plantear entre las declaraciones del secretario de UGT de Banca, Justo Fernández, y la caída de los precios de las acciones bancarias. Justo Fernández, uno de los hombres con mayor predicamento entre los empleados de banca, especialmente entre los del Hispano, manifestó, en plena campaña previa a las elecciones sindicales, que cualquier entidad que se opusiese a la labor de gobierno socialista sería nacionalizada. El tratamiento que esta soflama electoral recibió en algunos medios de difusión fue, aparte de curiosa, notablemente intoxicadora.

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