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Tribuna:
Tribuna
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Nos vamos porque seguimos en el mismo sitio

Pues sí, señor. Habíamos votado PCE. Nunca pensamos que nos arrepentiríamos tan pronto. Ahora sabemos que este voto fue un gesto último, decir: "Bueno, vamos a ver si de ahora en adelante...".Nada racional. Lo que nos ha impulsado hasta ayer a militar y, por tanto, a ser cómplices de una determinada política y actitudes, ha sido buena voluntad más que un análisis riguroso de la situación interna del partido y su proyección social, que inevitablemente nos hubiese colocado fuera de él hace bastante tiempo.

No habíamos dado este voto para que a los pocos días un autogolpe desmonte la Secretaría General para que probablemente todo siga igual.

Y es que ya no queremos dar un margen de confianza; han agotado todos los plazos. ¿Por qué no dimiten todos?

¿A quién le explicamos que un Comité Central pueda aprobar por unanimidad la justificación de la derrota y ese mismo órgano acepta sin pestañear la dimisión del capo sin irse todos detrás de él en fila india?

¿Qué ha pasado en este partido y con esta dirección, que parece haberse quedado sin reflejos y da toda la impresión de que no viven en esta sociedad?

¿Cómo es posible que no hubiesen escuchado antes el descontento de ese millón que han perdido, que han vuelto a equivocarse y no han votado al partido?

Este no es el colectivo en el que ingresamos, estimulados por el ejemplo y atraídos por gentes que en su mayoría ya no están.

Probablemente la dirección, poco aireada en tantos años, siempre haya sido igual de torpe, pero es que cuando ellos dirigían con mando a distancia, la política que se hacía a diario era elaborada sobre la marcha y de acuerdo a unas necesidades urgentes.

Pero aquél murió en la cama y ellos volvieron un día...

La gota ha sido la reunión del viernes pasado de unos cuantos militantes del sector de la cultura, convocados por la dirección provincial para cambiar impresiones y donde, con un cerrilismo inaudito, se insiste en que no se va a impulsar un congreso extraordinario, a pesar de la grave situación, porque no es momento oportuno y además abriría de nuevo la lucha por el poder. Nuestra postura es la de gente que nunca ha tenido poder en el partido y que tampoco aspiró nunca a tenerlo; simplemente regaló su tiempo, trabajo y algo más por unas ideas que merecen la pena y que conscientemente se dejaron instrumentalizar, a veces hasta límites insoportables.

Y nos vamos porque seguimos en el mismo sitio.

Tras las elecciones, hemos dado el paso porque ahora no habrá dudas de que sea una maniobra de fuerzas oscuras para desgastar imagen y porque tenemos claro que al partido nada puede dañarlo más que una dirección haciendo política de bandazos oportunistas y porque, ¡coño!, si sentimos vergüenza de tener que pedirle a un amigo el voto para esta dirección en las municipales, ¿qué leches hacemos ahí?

Las agresiones, injusticias y olvidos al sector de arte y cultura lo dejamos para mejor ocasión.

No nos vamos a ningún otro sitio. Será difícil, de momento, pasar por alto ocho años de militancia; sólo tenemos una piel, débil y afectuosa.

Estamos entre toda esa gente que se ha ido alejando sin sentir, hasta que llega una convocatoria electoral, que está en su casa porque no encuentra otra cosa mejor que hacer y que cuando se la busca o entiende que hay motivos puede contarse con ella.

No hay una especial amargura, hay frustración; saber que has participado en un proyecto lleno de vida...

Esta va a ser nuestra primera y última declaración sobre este asunto. Algún responsable del partido leerá estas líneas y en su archivo las incluirá dentro de "la campaña insidiosa" que mantiene la Prensa contra ellos; pero, en fin, moralmente nadie puede negarnos el derecho a utilizar esta tribuna, de la mísma forma que el partido ha utilizado nuestros nombres en estas mismas columnas para adornar actos o firmar adhesiones.

Víctor Manuel y Ana Belén son dos destacadas figuras del mundo artístico que han militado en el Partido Comunista de España.

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