KGB: la pura represión transformada en espionaje
Aun conservando su tradicional fachada de ladrillo rojo, el edificio de Lubianka tiene más luz en las últimas décadas. En las frías madrugadas de Moscú no hay automóviles negros que trasladen a presos políticos a sus sótanos, donde se les torturaba hasta la muerte. Eran entonces los tiempos de Lavrenti Beria.Con Yuri Andropov, el Comité para la Seguridad del Estado (KGB), a partir de 1967, se transformó en un servicio de espionaje más moderno, para plantar cara a sus colegas de la CIA norteamericana, y menos pendiente de las conspiraciones de los líderes soviéticos. Félix Zerzisnki, fundador de la Cheka, cuya estatua preside la entrada de la sede del KGB, tardaría en reconocer el servicio de investigación que él mismo levantó con Lenin para defender el poder de los soviets.
Andropov recibió el encargo de crear un servicio que respondiera a las exigencias de una superpotencia y no una policía al servicio de un dictador como Stalin, quien veía rivales detrás de cada columna del Kremlin.
El hoy secretario general del PCUS tuvo dos directrices en su labor: el control de la disidencia -en auge después de la invasión de Checoslovaquia, en 1968- y la rivalidad con el servicio secreto norteamericano.
Frente al despliegue de computadoras de la CIA, el KGB planteó la lucha sobre el factor humano. Expertos en espionaje han hablado de los triunfos soviéticos en los últimos quince años en base a que una máquina puede fallar en la computación de datos, pero nunca un agente bien colocado.
Andropov preparó el quinto directorio del KGB para controlar y anular -lo que ha conseguido fundamentalmente- a la disidencia soviética, utilizando para ello todos los recursos clásicos del servicio secreto como es la infiltración. Recientemente, círculos occidentales se refirieron a esa infiltración del KGB para contrarrestar determinadas tendencias islámicas en las repúblicas soviéticas a raíz del ascenso al poder de Jomeini.
De manera esquemática, Yuri Andropov antes, y ahora Fiodor Fedorchuk, su sustituto al frente del KGB, dan cuenta directa de sus actividades al Politburó. Siguiendo el esquema de la agencia de espionaje soviética redactado por el norteamericano John Barron, el KGB tiene nueve directorios principales. El segundo se ocupa del espionaje en España, entre otros países europeos, y en el primero está el departamento V encargado de las "acciones ejecutivas" -leáse el asesinato, sabotaje y ejecución de los agentes que se fugan a Occidente-.
Las acciones del KGB están reforzadas por el servicio de espionaje militar, GRU, (Glavnoie Razvezditielnoie Upravlenie: Dirección Principal del Informe del Estado Mayor).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.