Numerosas interpretaciones en la opinión francesa sobre la nueva política de extradiciones adoptada por París
La opinión francesa analiza cuidadosamente el "viraje" de la política francesa de estreno en materia de extradiciones, considerando que, en efecto, se ha producido un cambio respecto al "puritanismo" que ha venido predicando el poder socialista desde que ganó las elecciones en 1981. Pero, con unanimidad, se anota igualmente que las interpretaciones de los nuevos criterios son múltiples y que incluso en el caso de los etarras vascos que puedan refugiarse en Francia, tras haber cometido un atentado, no es totalmente seguro que sean víctimas de una eventual demanda de extradición solicitada por las autoridades españolas.
El que hoy es presidente de la comisión de leyes de la Asamblea Nacional francesa, Raimond Forni, al día siguiente de la victoria socialista, en mayo de 1981, declaró a propósito de las extradiciones: "No se producirá ninguna desviación en los dominios que, de cerca o de lejos, son políticos. Se protegerá ampliamente a los individuos, nacionales o extranjeros. El espacio de sus libertades será mucho más protegido de lo que lo ha sido hasta hoy. Por todo ello, no es útil cambiar el actual procedimiento de extradición, que permite aplicar lo expuesto".Respecto a los principios enunciados, sobre los cuales ha actuado el Gobierno hasta la fecha, la nueva doctrina elaborada por el ministro de Justicia, Robert Badinter, ha sido modificada. En ello han influido varios factores. A este propósito, el diario independiente, Le Monde, decía ayer: "Más que en la victoria de los socialistas españoles, el origen del cambio francés hay que buscarlo en los atentados del verano último, en Francia. Felipe González será sensible al gesto de Mitterrand, pero la decisión del Gobierno de París es anterior a las elecciones españolas". Todos los analistas coinciden al señalar que los efectos del terrorismo en Francia y la presión de los gobiernos europeos más afectados por la violencia, han contado en la decisión de París.
La República Federal Alemana, Italia, Suiza, Gran Bretaña, le han reprochado constantemente a Francia su falta de solidaridad en la lucha contra el terrorismo. Los socialistas, en un primer término, arguyeron dos nociones que, aparentemente, justificaban su postura: el terrorismo nacional y el internacional.
Las bombas en Francia y el aislamiento europeo
Pero desde que, los últimos meses, las bombas se abatieron sobre el exágono galo y más particularmente sobre París, el problema de la seguridad de los ciudadanos, en Francia, alcanzó cotas que, como lo comprendió el Gobierno, podrían traducirse en términos electorales (los comicios municipales se celebrarán en marzo próximo).Esta razón interna, entre otras, sumadas todas ellas a su aislamiento en el plano europeo, forzaron este "paso por el camino del realismo", tal como lo subraya el diario ya citado.
Las autoridades, de todas maneras, no desean que la normativa establecida se interprete como un cambio político y, por esto, resaltan que el derecho de asilo, en Francia, continúa siendo un principio intangible. Los expertos en materia jurídica no lo entienden exactamente así. ¿Qué queda del derecho de asilo a la luz de los principios desarrollados por el ministro de Justicia?. La imposibilidad de responder, sin correr el riesgo de equivocarse es, sin duda, la mejor definición de esta nueva política, que es una puerta abierta a todas las intepretaciones", según estima el especialista del diario independiente, Liberation.
El miniarsenal de principios enumerado por el Gobierno, efectivamente, revela un cambio, pero muy dilatado. "Cada expediente continuará siendo examinado caso por caso, lo que significa que los vascos españoles, incluso los autores de violencias graves, no serán necesariamente entregados a España". Esta apreciación de Le Monde, es compartida por otros comentaristas, como el del diario pro gubemamental Le Matin, que precisa: "Madrid no puede estar nunca seguro de que le será concedida la extradición del presunto asesino de un guardia civil".
Al margen de las interpretaciones a las que se presta la ley, y de la voluntad política con la que pueda ser aplicada, que también será determinante, lo cierto es que el cambio real reside, tal como ya se anotó ayer, en que el móvil político ya no podrá ser invocado cuando el ciudadano extranjero refugiado en París pertenezca a un país democrático.
Medios de los etarras en el País Vasco francés, ante las normas establecidas por el Gobierno de París, declararon ayer que "se prestan a muchas interpretaciones y, de todas maneras, una sola extradición concedida por las autoridades francesas a las españolas bastaría para empeorarlo todo seriamente".
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