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Hacia un bipartidismo sin alternancia en el poder

Golbery do Couto e Silva, un general que durante más de seis años ha sido el alquimista de apertura, asistirá a este proceso electoral desde su finca privada, de Goias, cerca de Brasilia. Haco año y medio, los generales maduros consiguieron al fin su cabeza. Fue el precio por el proceso abierto a unos militares a los que estalló en el coche una bomba destinada a un festival de la oposición, que había reunido a miles de personas en Ríocentro.Este maquiavélico general, a quien el cineasta Glauber Rocha califica de genio, ha conducido casi todos los hilos de la apertura lenta, gradual y segura. En su obra Geopolítica de Brasil ha explicado, a veces con ruda claridad Ias maniobras internas, de un régimen que quiere democracia sin perder el poder. Con el pluriparlidismo se pretende, explica GoIbery do Couto e Silva, mantener una zona central de maniobra, que es la que se reserva el Gobierno para, desde ahí, aplicar golpes inesperados a derecha e izquierda. El objetivo último es "mantener dividido el frente opositor, incluso mediante la atención privilegiada a las pre tensiones de este o aquel partido, en detrimento de los demás".

De esta forma nace, bajo la presidencia de Figueiredo, el Partido Democrático Social (PDS), un conglomerado de tecnócratas, banqueros y grandes hacendados que cierran filas en torno a un Gobiemo todavía férreamente manejado por la cúpula militar.

En su programa caben enunciados sociales que ocasionalmente parecen más avanzados que los de la izquierda, sin que ello haya obstaculizado nunca una política real abiertamente derechista y cada vez más dependiente de las trasnacionales, convertidas de hecho en un poder paralelo dentro del país.

En el fondo, tal como dice el periodista Villas-Boas Correira, "el PDS sirve para todo, siempre que sirva al Gobierno". Desde esta filosofía política resulta natural que el partido se haya convertido antes que nada en una máquina para ganar elecciones al precio que sea.

Así, en Estados tradicionalmente opositores, como en el caso de Río de Janeiro, el candidato pedesista a la gobernatura basa su campaña precisamente en su pasado opositor, y de su currículo político se recuerda que luchó por la amnistía política.El propio Figueiredo se "ha acordado en esta campaña de que tuvo un padre perseguido, encarcelado y exiliado durante la dictadura de Getulio Vargas, y allá donde se presume mayoritaria la oposición se presenta bajo este cartel.

Caciques latifundista

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Esto no impide, naturalmente que en los Estados rurales dominados por fortísimos caciques latifundistas, sea a ello a quienes destina un discurso cargado de promesas de estabilidad ley y orden.Dada la enorme diversidad brasileña (tiene 125 millones de habitantes sobre un territorio que es dieciséis veces España), la campaña del PDS muda de piel en cada lugar. Hasta las leyes electorales fueron detenidamente planeadas a lo largo de seis años para garantizar el triunfo del PDS.

El 15 de noviembre puede ocurrir así que la oposición obtenga más votos que el Gobierno en el conjunto del país, pero eso no quiere decir de forma automática que, haya ganado las elecciones. La ley castiga duramente a los Estados más poblados, allí donde sistemáticamente gana la oposición, para primar las zonas rurales del país.

Por si no bastase con eso, el régimen se inventó un sistema indirecto para elegir un tercio del Senado (los senadores que aquí llaman biónicos) que le permita disponer siempre de mayoría en esta cámara, desde la que puede vetar cualquier proyecto de ley adverso que le remita el Congreso.

Como Postre, dispone al fin del poder presidencial de veto, que sólo puede ser removido por mayoría de dos tercios en ambas cámaras, un sueño que la oposición no podrá alcanzar jamás. De ahí que, aún si ganasen estas elecciones, los partidos de oposición estarían perdiéndolas.

El círculo del poder se ha cerrado tanto bajo la égida militar que sólo una reforma constitucional de fondo puede hacer de Brasil la democracia que Figueiredo pregona; un tema que no ha sido manejado en la campaña electoral, pero del que ya comienza a hablarse en el proscenio tanto del partido oficial como de la oposición.

Pero en el esquema brasileño de poder el PDS juega un papel de comparsa del Gobierno. Gana las elecciones como sea y en el Parlamento vota lo que le eche el poder ejecutivo. El poder real sigue estando en los cuarteles, que no renuncian al mesianismo. A menos que después del 15 de noviembre se produzca esa reforma constitucional, la democracia brasileña seguirá siendo, todo lo más, una democracia tutelada por los sables, siempre bajo la amenaza de que algún estratega militar dé el espadazo porque piense que se está yendo demasiado lejos.

El balizamiento del terreno de juego político es, al final, obra del alto mando militar, que en repetidas ocasiones se ha pronunciado sobre la ilegalidad de todo lo que huela a comunismo, el famoso enemigo interior que justificó la guerra sucia desde 1968 hasta 1973. La ley prohíbe el registro, de cualquier partido que tenga conexiones externas, argumentado que en un momento dado podría servir igualmente para ilegalizar a los dos partidos de izquierda que se inscriben en el ámbito de la social de mocracia.

Los tics anticomunistas del Ejército siguen hoy tan vivos como el primer día. Esto explica que la fuerza aérea, que pasa por ser la más moderada, esté distribuyendo estos días un folletón en el que, bajo la forma de comic, se explica en términos un tanto priniarios el nacimiento de las ideas, marxistas, remontándose a muchos siglos antes de Marx.

"Bichito inofensivo"

"El comunismo", dice el folleto, "es un germen que durante muchos años no pasó de ser un bichito inofensivo. Ese germen volvía a los hombres soñadores y desvinculados de la realidad, hasta que contaminó el cerebro de Thomas Moro, el inglés que describió la isla de la Utopía". Los hechos pertenecen al siglo XVI.A lo largo de veinticinco páginas de dibujos a color, el autor incluye entre los grupos contaminados por el comunismo al movimiento negro, entidades gay, asociaciones de barrios, grupos estudiantiles y clubes de chabolistas. Referencia especial merecen las comunidades cristianas de base, lo que ha motivado una enérgica protesta por parte del arzobispo de Sao Paulo. Al igual que el líder sindicalista Lula y el político liberal Tancredo Neves.

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