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TRIBUNALES

'El Guille' condenado a doce años por la muerte de un comerciante en Barcelona

Guillermo Segura Mena, el Guille, de diecisiete años de edad, que en la primavera de 1980 fue catalogado como el más peligroso delincuente juvenil de la periferia madrileña tras la muerte de el Jaro, ha sido condenado por la sección quinta de la Audiencia Provincial de Barcelona a un total de doce años y dos meses y un día de privación de libertad, como autor de un delito de robo con homicidio y de otro de tenencia ilícita de armas.

El hecho concreto que ha llevado a la condena de el Guille ha sido la muerte, hace ahora año y medio, de Jorge Farrés, propietario del supermercado Ballester, situado en la calle Feliú y Codina, en el barrio de Horta.El día 9 de mayo de 1981, el Guille y Antonio García Pérez, el Pelón, armados de una escopeta de cañones recortados, atracaron el supermercado Ballester, y ante la resistencia de su propietario, el Pelón, que portaba la escopeta, disparó a bocajarro contra Jorge Farrés, que murió instantáneamente.

El Pelón fue detenido casi de inmediato por la policía, mientras que el Guille acudió a entregarse al juzgado de guardia. La escopeta, que utilizaron en el atraco la tiró el Guille, sin que hasta el momento haya sido localizada. En cuanto al coche que utilizaron, un Seat 850, propiedad de la madre de el Pelón, lo tiraron a un barranco, incendiándolo después.

El Pelón fue muerto, el pasado 18 de octubre, de catorce puñaladas por el Guille, cuando ambos se encontraban encarcelados en la cárcel Modelo de Barcelona. De esta muerte, sobre la que se ha abierto procedimiento judicial, se declaró único responsable el Guille, aunque fueron cuatro los internos de la Modelo que entraron encapuchados en la celda de el Pelón y le apuñalaron después de interrogarle. Fuentes de la cárcel Modelo manifestaron entonces a Efe que la muerte de el Pelón podía deberse a un ajuste de cuentas y, en concreto, a la declaración que el Pelón prestó implicando a el Guille en la muerte del propietario del supermercado Ballester, y por la que ahora este último ha sido condenado a un total de doce años y dos meses y un día de privación de libertad.

En la vista oral sobre este caso, el ministerio fiscal solicitó para el Guille la pena de 16 años de reclusión menor por la muerte del comerciante y una indemnización de dos millones de pesetas a sus herederos, además de cinco meses de arresto mayor por un delito de tenencia ilícita de armas. La abogada defensora de el Guille reconoció que éste cometió el delito de robo con homicidio de que era acusado por el fiscal, pero alegó las atenuantes de minoría de edad -en el momento del suceso el Guille tenía 16 años-, arrepentimiento espontáneo y carácter psicopático por drogadicción.

"Soy un pobre infeliz"

El tribunal, al dictar sentencia, ha estimado las atenuantes alegadas, pero con carácter incompleto, y ha condenado a el Guille, además de a la pena de cárcel, a que indemnice a los familiares de Jorge Farrés con la cantidad de dos millones de pesetas. El Guille, que fue encarcelado en la sección de jóvenes de la cárcel madrileña de Carabanchel en el verano de 1980, se retrataba, en una entrevista publicada en EL PAÍS de fecha 18 de julio del citado año, como "un pobre infeliz que quiere cambiar". "Yo no soy ese famoso Guille ni soy el cabecilla de ninguna banda", decía. "Yo soy uno más, ni más tonto ni más listo que los demás; más bien un pobre infeliz al que le ha tocado llevar este traje de delincuente, como le podía haber tocado a otro cualquiera".Nacido el 3 de diciembre de 1963 en el barrio madrileño de Peñagrande, el Guille escapó pronto del ambiente familiar, marcado por las continuas peleas familiares y las borracheras de su padre. A los 14 años, ya delincuente precoz, fue internado en la Ramada cárcel de niños de Zamora, junto con una docena de menores catalogados como los más peligrosos. Antes, y sólo con diez años, fue internado en un colegio de la Obra de Protección de Menores por semiabandono familiar. Posteriormente perteneció a la banda de el Jaro, pero negó que fuera un segundo Jaro o el sucesor de el Jaro. Según manifestó a El PAÍS, su principal devoción y la de sus amigos era el automóvil y la pasión de conducir. En aquella entrevista, el Guille manifestó que no había utilizado las armas ni las utilizaría nunca ni pincharía a la gente. "Lo que no he hecho nunca", dijo en aquella ocasión, "es pinchar a la gente, porque eso sería mi ruina. Quitarle la vida a alguien sería absurdo, porque sería quitármela a mí. Yo creo que si se mata a una persona la cárcel no es suficiente".

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