Un militar profesional, leal al Rey y a la Constitución
El general de división Víctor Lago Román, de 63 años, era un hombre de dilatada carrera militar, con fama de duro matizada por un acendrado sentido del deber y de lealtad al orden constitucional. La guerra civil española, la campaña de la División Azul, destinos en Sidi lfni y el desierto del Sabara y el mando de la más importante unidad del Ejército la División Acorazada Brunete- constituyen los principales jalones de la vida militar del general Lago Román, hombre que siempre se movía sin escolta de ningún tipo y con el banderín desplegado de general de división en el automóvil militar.
Estaba casado y era padre de ocho hijos, aunque vivía sólo con su mujer y su única hija soltera.Víctor Lago nació en Carballino (Orense), el 13 de agosto de 1919. Ingresé en el Ejército., como voluntario el 18 de julio de 1936 y su primer destino con las tropas del general Franco fue en el Alto de los Leones (Madrid). Al año siguiente se incorporó a la Legión en la 30ª bandera y obtuvo los empleos de teniente y capitán. En 1940 ingresó en la primera promoción de transformación de la Academia General Militar de Zaragoza.
Posteriormente, se incorporó a la División Azul e hizo la totalidad de la campaña de esta unidad en el frente de la Unión Soviética. Al regresar a España pasó a África como jefe del primer tabor del cuerpo de tiradores de Ifhi, y después del tercer tabor en la misma unidad. En este territorio tomó parte en la campaña de Iffli, que enfrentó al Ejército español con el marroquí. También estuvo destindo en el Sahara, donde mandó el sector centro del Sahara en el tercio Don Juan de Austria, de la Legión.
Posteriormente, pasó a Madrid, donde fue jefe del regimiento de infantería mecanizada Wad Ras. Seguidamente pasó al mando de la brigada de infantería de Defensa Operativa del Territorio (DOT) número uno. El 30 de septiembre de 1981 fue nombrado gobernador militar de Madrid y subinspector de tropas y servicios de la I Región, y el 23 de diciembre del mismo año pasó al mando de la División Acorazada Brunete número 1, la principal unidad de intervención inmediata del Ejército español.
Junto con este resumen de la hoja de servicios del general Lago, su nombre ha aparecido vinculado a dos juicios militares de cierta importancia durante el año 1991. Fue vocal del tribunal que condenó a seis años de prisión al teniente coronel Alejandro Molinero Cámara, como autor de un delito de depósito ilegal, de armas -era el militar que fabricó los bolígrafos-pistola-, y posteriormente presidió el consejo de guerra que juzgó simultáneamente al capitán Juan Milans del Bosch y al coronel Álvaro Graíño. El primeiro de ellos, hijo del teniente general del mismo apellido condenado por rebelión militar, fue sentenciado a un mes y un día de prisión por insultos al Rey -a quien llamó públicamente "cerdo e inútil"-, mientras el coronel Graíño fue absuelto de un presunto delito de injurias al Ejército, aunque se le impuso un arresto de dos meses y un día por "falta de respeto" a las autoridades militares. El procesamiento de este último se debió a una carta publicada en un periódico, en la que denunciaba campañas difamatorias de sectores ultraderechistas de las Fuerzas Armadas.
En los últimos días de 1981, el general Lago tomó el mando de División Acorazada Brunete, en sustitución del general Carbonell. El nuevo jefe de la DAC permaneció durante algunos meses a las órdenes del teniente general Guillermo Quintana como capitán general de la I Región, a quien despidió con palabras sumamente elogiosas: "Puedes marcharte tranquilo y orgulloso. Nadie podrá reprocharte ninguna de las decisiones que tomaste, ya que siempre has cumplido con tu deber".
Dos ministros del actual Gobierno, Alberto Oliart y Juan José Rosón, coincidieron ayer en valorar la biografía del general' Lago como la de "un gran militar" y uno de los mejores generales del Ejército español. A su -vez, el socialista Enrique Tierno, alcalde de Madrid, le calificó como un hombre "afable y de ideas liberales". Algunos vecinos. de la casa donde vivía declararon que era un hombre muy religioso, que había asistido a la misa del Papa en el paseo de la Castellana, junto con su mujer y su hija.
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