Portugal acusa a España de 'prácticas desleales'
El ministro portugués de Industria y Comercio Exterior acusa a España de prácticas desleales en sus relaciones comerciales con Portugal y admite la posibilidad de un recurso a los mecanismos de protección previstos en los acuerdos internacionales firmados por los dos países.El ministro Baiao Horta, en una intervención pública pronunciada en presencia de centenas de empresarios portugueses reunidos en la ciudad de Evora, en el sur de Portugal, se refirió ampliamente al contencioso hispano-portugués y manifestó la esperanza de que el mismo pueda encontrar una solución positiva.
La prensa portuguesa reproducía ayer, dándole gran relieve, esta primera toma de posición oficial del Gobierno luso sobre la suspensión de las negociaciones comerciales bilaterales, anunciada la semana pasada en Madrid.
El fracaso de las negociaciones llevadas a cabo a mediados de mes, en Lisboa, por una delegación española dirigida por el secretario de Estado para el Comercio Exterior, ilustra, una vez más, el deterioro de las relaciones hispano-portuguesas, muy sensible también en el sector pesquero, y que contradice las declaraciones formales sobre la amistad y la buena vecindad entre los dos países peninsulares.
La parte española había propuesto una aceleración de la entrada en vigor de la segunda fase del desarme arancelario previsto en el anexo p al acuerdo entre España y la EFTA. La anticipación, para principios de enero, de la entrada en vigor de esta segunda fase, prevista para julio de 1983, y algunos reajustes en las listas de productos incluidos en los distintos, capítulos del arancel, debería, en principio, favorecer la penetración de los productos portugueses en el mercado español y contribuir a moderar el actual desequilibrio de la balanza comercial entre los dos países. En cambio, Portugal se comprometería a levantar las dificultades administrativas aplicadas desde el verano a las autorizaciones de importación de ciertos productos españoles.
Sensibles a las dificultades económicas y financieras de Portugal, los negociadores españoles estaban dispuestos a concesiones en algunos sectores como el de los componentes para automóviles, los televisores y algunos productos textiles, pero consideraron irrealista la pretensión portuguesa de elevar al 25% hasta final de año y al 33% en 1983 la tasa de cobertura de sus importaciones precedentes de España, que es actualmente del 18%.
La Confederación patronal de la industria portuguesa tomó posición pública en favor del trato duro en las relaciones comerciales hispano-portuguesas, acusando a la diplomacia española de duplicidad y de maniobras dilatorias. Frente al endurecimiento luso, el Gobierno de Madrid decidió suspender las conversaciones hasta después de las elecciones españolas.
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