Se agudizan las divergencias en la coalición portuguesa
El dirigente socialdemócrata Alberto Joäo Jardim, presidente del Gobierno autónomo de Madera, ha invitado al presidente de la República portuguesa a renunciar, disolver el Parlamento, formar un Gobierno provisional y aprobar una nueva redacción de la Constitución portuguesa.
Las declaraciones del dirigente socialdemócrata maderense han provocado una reacción indignada de los democristianos, que hablan de pronunciamiento y de llamada al golpe de Estado. Pero hasta la fecha Alberto Joäo Jardim no ha sido formalmente desautorizado por la dirección de su partido, que es también el del primer ministro y el elemento mayoritario de la coalición gubernamental de Alianza Democrática.
Es que esta vez resulta un tanto difícil al PSD atribuir el incidente a la proverbial intemperancia verbal de su líder maderense. El presidente del Gobierno autónomo de Madera habló en presencia de otros dirigentes nacionales del partido, y éstos, lejos de condenarlo, le han secundado en sus críticas acerbas a los democristianos.
Más grave aún. Por primera vez, el presidente del PSD y del Gobierno, Francisco Pinto Balsemäo, ha hecho, durante el fin de semana, una alusión pública a un eventual acuerdo con los socialistas.
El acuerdo es de ámbito puramente parlamentario. Balsemäo se refería a una posible negociación con el PS con vistas a vencer la oposición de los democristianos en la elección del socialdemócrata Ribeiro de Almeida como presidente de la Asamblea de la República.
Para Ribeiro e Castro, uno de los más directos colaboradores del líder del CDS, Balsemäo debía estar bromeando cuando realizó estas declaraciones, ya que los democristianos no admiten siquiera que semejante eventualidad sea estudiada seriamente por sus aliados socialdemócratas.
Polémica por el aborto
Pero el CDS no se queda atrás a la hora de lanzar avisos y amenazas a su aliado PSD. Ha anunciado que abandonará el Gobierno y la coalición si el Parlamento aprueba el proyecto de ley comunista de despenalización del aborto, cuya discusión está prevista para el día 28 de octubre.
Han elegido cuidadosamente el terreno para una eventual ruptura. El proyecto comunista es suficientemente moderado para merecer el apoyo de muchos socialdemócratas, e incluso de miembros del Gobierno. Es posible que Balsemäo consiga imponer la disciplina de voto a sus diputados invocando el peligro de un desafío frontal a la jerarquía católica, a escasas semanas de las elecciones municipales. Pero semejante imposición se saldará con nuevas rebeliones abiertas en el seno del partido del primer ministro.
Todos los comentarios de la Prensa portuguesa coinciden: Alianza Democrática se enfrenta a la peor crisis desde su fundación, en 1979. En caso de ruptura de la coalición, y dada la negativa de los socialistas a aceptar responsabilidades gubernamentales antes de una nueva consulta electoral, será muy difícil para el general Antonio Ramalho Eanes aplazar por mucho más tiempo la disolución del Parlamento.
Una cosa merece ser destacada por sus graves implicaciones a me dio plazo para la estabilidad de las instituciones democráticas portuguesas.
En cualquier otro país el tremendismo de las acusaciones mutuas de los dos partidos del Gobierno y la inminencia de una crisis, cuyo desenlace es, de momento, imprevisible, suscitaría inquietud y agitación. No es el caso en Lisboa, y si no fuera por los títulos de la Prensa, podría pensarse que el país vive en la más perfecta estabilidad.
Esta indiferencia es más reveladora que cualquier comentario acerca del desprestigio en el que han caído las instituciones, y que constituye, de lejos, el mayor peligro para la joven y frágil democracia portuguesa.
Es probablemente por esta razón por la que se vive con especial atención, en Portugal, los últimos días de la campaña electoral española. Muchos son los que se declaran convencidos de que un golpe involucionista en España sería seguido de idéntica operación en Portugal.
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