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El Papa alienta a Gemayel a que reconstruya Líbano sin olvidarse del problema palestino

El presidente libanés, Amin Gemayel, llegó ayer a Roma procedente de París, donde fue recibido en el Vaticano por el papa Juan Pablo II, quien expresó su pleno apoyo a la completa restaura

El Papa le recibió durante 100 minutos en su biblioteca privada, y calificó su elección al frente de la República libanesa de acto de amor patrio".Juan Pablo II empezó por recordar la importancia de la Iglesia maronita libanesa, a la que pertenece Gemayel, y su fidelidad a la Santa Sede, al tiempo que afirmó su "convicción de que Líbano ha sido y seguirá siendo un país de convivencia y colaboración entre comunidades étnicas y religiosas diferentes, especialmente entre cristianos -católicos y ortodoxos- y musulmanes.

El Papa hizo también hincapié en la tarea que incumbe ahora al presidente libanés, consistente en "recobrar la independencia real y la plena soberanía del Estado libanés sobre la totalidad de su territorio nacional", aunque este nuevo empeño no debía impedirle "cooperar activamente en la solución de la crisis de Oriente Próximo y del problema del pueblo palestino".

Amin Gemayel inició su contestación a Juan Pablo II recordando la "excepcional importancia" de los vínculos de su país con el Vaticano, porque incluso los libaneses no católicos consideran al Papa como "el recurso supremo de los grandes valores espirituales del mundo".

Tras evocar las "ruinas, lutos, dominaciones extranjeras sucesivas o conjuntas, perturbación de la vida pública y peligros que amenazaban día y noche la seguridad de sus ciudadanos", padecidos por Líbano durante años, el presidente aseguró que el resurgir de la voluntad nacional y, concretamente, su elección constituyen la mejor prueba de "una unión nacional recuperada y de una misma voluntad de superar la prueba y convivir".

A su salida del Vaticano, un periodista preguntó a Amin Gemayel si había invitado al Papa a visitar su país, a lo que el presidente contestó que Juan Pablo II no necesitaba invitación, "porque en Líbano estaba en su casa".

Poco después de entrevistarse a media mañana con el Papa, Amin Gemayel se desplazó hasta el palacio del Quirinal, sede de la presidencia de la República italiana, donde el presidente italiano, Sandro Pertini, le había invitado a un almuerzo de trabajo, al que asistió también Emilio Colombo, ministro de Asuntos Exteriores. Por último, por la tarde, Gemayel efectuó una. visita privada a la sede de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura), y concluirá su estancia en la capital italiana, teóricamente privada, pero de hecho semioficial, asistiendo a una cena en Villa Madama organizada en su honor por el primer ministro italiano, Giovanni Spadolini.

Aunque la visita de Gemayel es teóricamente privada, la importancia que le otorgan el Vaticano y las autoridades italianas le atribuye de hecho un carácter semioficial.

El presidente libanés llegó a Roma procedente de París, donde dejó muy claro durante su estancia que, más aún que con Francia, la ex potencia colonial, contaba ante todo con Estados Unidos para resolver los inextricables problemas políticos, económicos y militares de Líbano. Amin Gemayel permaneció en la capital gala tan sólo media jornada, y durante una conferencia de Prensa con la que concluyó su estancia se felicitó del buen desarrollo de sus entrevistas con los dirigentes franceses, pero recalcó que Estados Unidos desempeñaría una "papel primordial" en el restablecimiento de la seguridad y reconstrucción de Líbano. Sólo Estados Unidos, afirmaron fuentes de su séquito, parece en condiciones de presionar a Israel para conseguir que sus 70.000 soldados se retiren de Líbano.

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