El azote del 'dios de la lluvia' se repite cada año

Durante los últimos años han sido frecuentes las inundaciones producidas por temporales de lluvias, especialmente en la cuenca mediterránea, donde revisten mayor gravedad debido a las características hidrográficas. Cronológicamente, podrían destacarse las siguientes:1977. En el mes de enero, fuerte temporal de agua y nieve sobre Gerona -304 litros por metro cuadrado-, con un saldo de un muerto y cuantiosos daños materiales. Catastróficas fueron también las registradas en Vizcaya y Guipúzcoa en junio del mismo año, a consecuencia de las cuales se registró un muerto y hubo miles de millones de pesetas de pérdidas.

1978. Diez personas resultaron muertas, al menos, en las inundaciones producidas en las ciudades de Málaga, Huelva, Santander, Sabadell y Barcelona; barrios enteros de estas ciudades quedaron destrozados.

1979. Durante este año, especialmente dramático, se produjeron en enero inundaciones en Burgos, Zaragoza y Las Palmas; el río Ebro se desbordó anegando 5.000 hectáreas de tierras de cultivo. En febrero, un nuevo temporal de lluvias afectó a gran parte de la Península, con especial gravedad en Galicia y toda la mitad oeste; muy graves fueron también las sufridas por las provincias de Cádiz, Málaga y Granada en septiembre; los daños se evaluaron en 6.000 millones de pesetas. Sin embargo, la más grave inundación del año se produjo en Valdepeñas en la provincia de Ciudad Real, ciudad donde, a consecuencia de una tromba de agua caída el 1 de julio, murieron veintiuna personas y los daños se elevaron a más de 2.000 millones de pérdidas.

1980. En el mes de diciembre se produjeron fuertes inundaciones en toda la mitad norte del país, que afectaron a las provincias de Santander, Burgos, León, Vizcaya y Guipúzcoa y ocasionaron la muerte de cinco personas, así como desbordamiento de varios ríos y desprendimientos de tierras.

1981. En agosto de este año, Barcelona y sus comarcas, el norte del País Valenciano y las provincias de Jaén y Granada sufrieron grandes trombas de agua que inundaron pueblos y ciudades, con un saldo de dos muertos y grandes pérdidas.

Más graves fueron las sufridas en más de la mitad del territorio peninsular en diciembre. Por lo menos, tres personas resultaron muertas a consecuencia de las lluvias huracanadas, seguidas de apagón general eléctrico en las zonas afectadas.