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Huelga en Editorial Bruguera como protesta por la regulación de jornada

Xavier Vidal-Folch

Los trabajadores de la editorial Bruguera realizaron ayer un día de huelga como protesta por la regulación de jornada dispuesta por la dirección. Cerca de novecientos de los más de 1.200 componentes de la plantilla realizaron una manifestación por el centro de Barcelona.La empresa suspendió pagos el pasado 8 de junio, con unas deudas de 3.909 millones de pesetas. La dirección arbitró recientemente la reducción de jornada en un 36% para procurar el ajuste de los costes laborales.

Los trabajadores manifestaron que son conscientes de la crisis de la empresa y que para superarla se necesita una salida articulada, pero no una simple reducción de jornada, que hace presagiar una reducción de plantilla a medio plazo. Para el ejercicio 1983 está prevista una facturación total de 4.380 millones de pesetas, y ello "prácticamente sin que hagamos nada, por lo cual, con un poco de esfuerzo y una buena organización, podríamos levantar la empresa si se quisiera ampliar esa producción y no reducirla, y reducir por tanto el trabajo".La alternativa laboral incluye la redacción de un plan de viabilidad global, cuyas líneas generales se incluyen en un informe presentado a la dirección el 6 de septiembre pasado. Los trabajadores propugnan un replanteamiento de la línea comercial: "Habría que volver a poner el acento en la literatura popular, revistas y comics como Mortadelo, que es lo que siempre había generado dinero, y no intentar competir en otros sectores del mercado que ya están acaparados por otras editoriales".

Además de ello, los trabajadores plantean la necesidad de proceder a una reorganización interna. Se quejan de que el número de directivos es excesivo y les imputan poca preparación profesional. "Desde que Francisco Bruguera, que tenía olfato para el negocio, se retiró por problemas de salud, aquí no ha habido dirección. Su sucesor, Juan Bruguera, no se ha preocupado mucho de la empresa y nombró a un director general, Joaquín Miñano, que en los últimos cuatro años endeudó a la empresa en 5.000 millones, sin darle una orientación comercial adecuada".

El tercer postulado de los trabajadores es la búsqueda de apoyos financieros fuera de la familia fundadora, dada la enorme dimensión que la empresa ha ido tomando en los últimos tiempos. Los empleados sostienen que diversos grupos extranjeros, y también Rumasa, se habían interesado antes de la suspensión de pagos en la empresa y critican también al equipo directivo por no haber cuajado ningún pacto con alguno de estos grupos.

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