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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'La calle sin sol', melodrama y testimonio social

Rafael Gil es un director de filmografía tan diversa que su cita es obligatoria al referirse a cualquiera de los géneros del cine español. Hizo películas históricas y religiosas, literarias y folklóricas, de aventuras y de humor; trabajó con las grandes productoras y de todas siguió su moda. Aunque en ocasiones fue tan víctima de la censura como cualquier director disidente, Gil impulsó las tendencias del cine español de posguerra respetando las influencias marcadas desde el poder. Ahora, al ser quien adapta las novelas de Vizcaíno Casas, ha vuelto a convertirse en portavoz del cine político, que, de una u otra manera, dominó la producción de aquellos años.Son tiempos, no obstante, bien distintos. Las actuales películas de Gil pueden discutir el sistema democrático en que vivimos, mientras que esa postura crítica era impensable en los años en que él se transformó en uno de nuestros más prolíficos directores. Una muestra de esa diferencia de libertades puede encontrarse precisamente en La calle sin sol, película social escrita por Miguel Mihura, en la que una crónica sobre la miseria de los habitantes del barrio chino barcelonés tenía que encubrirse (hasta casi desaparecer) con la intriga de un crimen inexplicado.

Las intenciones de denuncia, que ya eran en 1948 una necesidad del cine español, aparecían hasta en el cine de la derecha, aunque fueran tímidamente expuestas a través de una vertiente cristiana que propugnaba los buenos sentimientos. La aparición, pocos años después, de cineastas encabezados por Bardem diferenció claramente los términos del cine social, ya que añadía análisis más complejos a las piadosas intenciones anteriores. La calle sin sol fue sólo un apunte bienintencionado de lo que, con un interés distinto en quienes hacían la película, podía haberse convertido en impresionante documental.

La película es, no obstante, uno de los mejores trabajos de Gil. Apoyado en la ligera ironía de Mihura, pudo superar la ampulosidad que caracterizaba el cine de los años cuarenta. A tanto texto grandilocuente, Mihura aportó una naturalidad que nacía de obvias influencias del neorrealismo italiano, aunque la imagen de los pobres de La calle sin sol, reunidos cada mañana bajo el único rayo de calor que cruza a hora precisa su callejón, es anterior en dos años a la misma idea de Milagro en Milán. Entre esos pobres habitantes de La calle sin sol se encuentra el que interpreta José Nieto, en cuyo homenaje se emite hoy la película. Casado con una mujer ciega, debilitada por el hambre, el personaje de José Nieto va tomando importancia a medida que avanza la película. Hasta entonces, son Amparo Rivelles y Antonio Vilar quienes dirigen la acción. Ella, en el papel de joven ingenua y amable; él, en el de marinero en fuga que encuentra en La calle sin sol un objetivo para vivir. Los espectadores se sorprendieron de que las primeras intervenciones aparecieran subtituladas en francés, lo que, anecdóticamente, vino a llamar una vez más la atención sobre esta curiosa película.

La calle sin sol se emite hoy a las 22.00 horas por la segunda cadena.

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