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'Mary Rose' el buque insignia de Enrique VIII sacado a flote mediante una gigantesca grúa

Andrés Ortega

Como un fantasma sucio y maloliente, el casco del revolucionario Mary Rose -julio de 1545- volvió ayer a la superficie gracias, aunque con problemas, a la tecnología moderna. Es una cápsula del tiempo que historiadores y arqueólogos están ansiosos de estudiar.

Han sido diecisiete años de dura labor para Margaret Rule y su equipo del Mary Rose Trust, cuyo presidente -y por diez veces submarinista- es Carlos de Inglaterra, príncipe de Gales. El casco del histórico barco había sido depositado bajo el mar en una estructura metálica, de la que tiró una gigantesca grúa flotante -Tog-Mor-. Una y otra vez se retrasó este último paso. Ayer mismo, con la estructura fuera del agua, un cable cedió y las barras de metal pusieron en peligro el casco de este barco, que sobrevivió durante 437 años en estas aguas al sur de Inglaterra, protegido en un espeso lodo.

Enrique VIII cenó la víspera del hundimiento

El casco sufrió algún daño de menor importancia con este impacto, pero el incidente demostró la dureza de su madera. El buque lleva el nombre de María, duquesa de Suffolk y hermana del rey Enrique VIII de Inglaterra. Este había cenado en el buque insignia la víspera de su hundimiento, que se produjo a poco más de una milla de la costa, cuando una flota de sesenta barcos ingleses zarpó para defenderse de una inminente invasión por las fuerzas francesas y sus 235 barcos preparados en Calais. El episodio había caído en el olvido popular, dominado por el miedo a una invasión española de la armada invencible.Se desconocen las causas del hundimiento del Mary Rose. Unos dicen que era un problema de diseño. Otros, que iba sobrecargado. En efecto, el buque se hundió con setecientos hombres -marineros, cañoneros y soldados a bordo y con sus 91 cañones. Estaba en orden de batalla, y de ahí su interés histórico. Muy poco se sabe sobre el diseño de los barcos de los Tudores que vinieron a transformar la idea medieval de un buque de guerra.

De lo que ya se había rescatado del Mary Rose se han sacado lecciones históricas, así, se ha aprendido que los arqueros que llevaba a bordo -capaces de disparar entre doce y veinte flechas por minuto cada uno, con un alcance de trescientos metros- no servían sólo para las batallas terrestres al desembarcar, sino también para enfrentarse en el mar con barcos enemigos.

Quinientos submarinistas

Pocos días después de que Enrique VIII viera al Mary Rose hundirse ante sus propios ojos, comenzó la operación de rescate. Hubo de ser abandonada. De nuevo se intentó una operación similar en el siglo XIX. Cuando ya nadie se acordaba del Mary Rose, el periodista y submarinista aficionado Alexander Mckee lo descubrió, protegido por una capa de lodo, en 1965. El rescate del Mary Rose ha venido a costar unos ochocientos millones de pesetas y en él han participado unos quinientos submarinistas aficionados. Sólo una docena de ellos eran profesionales.La estructura metálica fue depositada sobre una barcaza que la llevará a un dique seco en Portsmouth. "La regaremos con agua fría durante unos tres años", señaló Margaret Rule. Entre tanto, se le añadirán los trozos de madera del interior y del puente que fueron meticulosamente retirados bajo el mar. El Mary Rose irá luego a reposar en Portsmouth, a la vera del Victory, del almirante Nelson.

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