La TVE, con Nasarre
La entrada en la dirección de RTVE de Eugenio Nasarre no ha podido ser más decepcionante en cuanto a lo que se esperaba de él: ha llegado a un acuerdo con los clubes de fútbol para retransmitir partidos y reportajes que costará al medio un montón de millones; tiene la intención de comprar la continuación de la serie Dallas (un despilfarro en ambos casos); se ha esforzado en que se aprobara la programación religiosa católica (a las demás religiones, que las aspen) con una premura digna de mejores empeños, y, por fin, hasta el momento, ha vetado a un político de la oposición, Ciriaco de Vicente, con argumentos poco creíbles. La verdadera razón de este veto en La clave del 10 de septiembre de 1982 no parece ser sino la manía y el temor que se le tienen a Ciriaco de Vicente por parte del Gobierno y su partido, al ser blanco de sus frecuentes ataques en la cuestión sanitaria. También se puede pensar que el tema elegido para el programa, y titulado Guerras médicas, era muy delicado e ingrato para la Administración, y Ciriaco sería en este caso mera excusa para cargárselo, conociendo las reacciones de José Luis Balbín cuando se le obstaculiza un trabajo.Alegar para su veto la imparcialidad que se quiere reflejar en televisión con vistas a las elecciones da risa, porque aún no nos hallábamos en período de propaganda electoral, porque en ese programa de La clave intervendrían otros políticos -y que fuesen, además, médicos no es excusa suficiente ni justa para postergar a Ciriaco de Vicente- y porque ese mismo día, en la primera cadena y en el espacio En este país, apareció repetidamente Fraga Iribarne en un reportaje sobre Guinea. Por todo ello, la famosa imparcialidad de RTVE en períodos electorales parece que brillará por su ausencia en manos de Eugenio Nasarre tanto como en anteriores ocasiones.
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