El nuevo presidente de Líbano promete luchar por la unidad nacional y la integridad territorial
Amin Gemayel se convirtió ayer en el octavo presidente de Líbano independiente al jurar ante la Cámara de Diputados y "ante Dios todo poderoso, respetar la Constitución de la nación libanesa y sus leyes y salvaguardar la independencia de la patria libanesa ir la integridad de su territorio".
El programa del nuevo presidente, expuesto en su discurso de toma de posesión, coincide con su juramento. En él prometió restablecer la unidad nacional y la integridad territorial, pero hizo también hincapié en la necesaria evacuación del país por los ejércitos extranjeros y en la pertenencia de Líbano al mundo árabe. Omitió mencionar el delicado tema de la eventual conclusión de un tratado de paz con el Estado hebreo.En las cercanías de la Academia Militar de Fayadieh, donde se desarrolló la ceremonia, sonaron veintiún disparos de cañón que provocaron un pequeño susto entre los asistentes, aún acostumbrados a las detonaciones de la reciente guerra palestino-israelí. Los cañonazos se confundieron con las explosiones accidentales, en el barrio cristiano de Acherofieh, de un enorme depósito de municiones de los fedayin palestinos, ahora recuperados por la Falange libanesa (Kataeb).
Amin Gemayel, de cuarenta años de edad, hermano mayor del asesinado presidente electo Bechir Gemayel, accedió ayer a la jefatura del. Estado libanés en unas condiciones particularmente dramáticas cuando, según sus propias palabras, "la patria está rota y el Estado desgarrado entre los intereses de otros Estados y sus instituciones han sido usurpadas". Pero el joven presidente afirmó ayer estar "determinado a llevar a cabo el proceso de salvación". "Ahora sólo tengo una preocupación: poner término al ciclo de la violencia, al ciclo de las guerras que los demás libran en nuestro territorio", añadió antes de pronunciarse por "un Estado fuerte que acabe con cualquier presencia militar extranjera (israelí y siria) en Líbano".
Alusión a Siria
Las frases que más sorprendieron del discurso pronunciado por el nuevo presidente, cuyo mandato expirará en 1988, fueron las que anunciaban que Líbano "tiene que restablecer lazos de amistad y de simpatía con los demás, empezando por los más cercanos, nuestros hermanos árabes". La alusión a Siria era evidente.
"La pertenencia de Líbano a su entorno árabe no nos ha sido impuesta", agregó el presidente desde la tribuna, compartida con el presidente de la Cámara, Mamel el Assad, "es una elección libre dictada por la realidad libanesa, por sus intereses y por su afiliación a la Liga Arabe".
Gemayel, que prometió gobernar por encima de los conflictos entre los partidos y las confesiones", lanzó un llamamiento al "norte alcanzado por la tempestad para que se una a la solidaridad nacional". También recordó el presidente que el sur de su país, ahora ocupado por Israel, "aspira a reintegrarse al Estado y está apegado a su identidad libanesa".
El Líbano septentrional está controlado por el líder musulmán sunita Rachid Karame y el maronita Soleiman Frangie, ambos hostiles por motivos políticos o personales a los Gemayel.
Para llevar a cabo el proceso de salvación que evocó el primer hijo de Pierre Gemayel, fundador de la Falange Cristiana libanesa en 1936, cuenta con el decidido respaldo de la Administración estadounidense, representada en la ceremonia por su emisario para Oriente Próximo, Philip Habib, al que la asistencia tributó un aplauso nutrido y que trajo al nuevo presidente un mensaje de apoyo del presidente Ronald Reagan.
Junto con Francia, antigua potencia colonial, e Italia, Estados Unidos ha enviado a Beirut, para proteger a la población civil tras la matanza de refugiados palestinos, una fuerza multinacional de interposición que llegará hoy, viernes, con algún retraso, al puerto, y cuyo despliegue será coordinado por el presidente libanés, Philip Habib y las autoridades israelíes de ocupación.Un inesperado apoyo islámico le ha sido también proporcionado por el mundo árabe, cuyos principales dirigentes le han enviado efusivos telegramas de felicitación siguiendo el ejemplo de los diputados musulmanes libaneses que le votaron masivamente el martes.
El telegrama del presidente sirio, Hafez el Assad, que se abstuvo de felicitar a su hermano cuando fue elegido, rebasa ahora el protocolo cuando le desea que "el poder en Líbano imponga su autoridad nacional y legítima sobre la totalidad del territorio" y disculpa a las fuerzas cristianas de cualquier responsabilidad en la matanza de palestinos de la semana pasada. Según fuentes informadas citadas ayer por la Prensa libanesa, Rifat el Assad, hermano del presidente sirio y jefe de los servicios de seguridad de su país, reveló recientemente al general libanés Sami Jatib que los 30.000 soldados sirios aún estacionados en Líbano abandonarían el país antes de finales de año.
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