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LA LIDIA / FERIA DE TALAVERA

Raúl 'no-pasa-ná'

ENVIADO ESPECIAL¿Habrá tenido toros delante Raúl Sánchez en su vida, torazos-toros, catafalcos, fieras corrupias; el toro del "coñá" que gustan decir los banderilleros; el "buey-Apis", que emplean más cultivados estamen tos, etcétera?. Los habrá tenido los tiene, los tendrá, y aquí no pasa nada. "No-pasa-ná", según su propia versión.

Le acababa de tirar el cuarto toro tal tornillazo que al estremecido tendido entero se le habían puesto los pelos de punta, y Raúl Sánchez reaccionaba diciendo "no-pasa-ná". Y otra vez que se iba a la cara del toro, en esa actitud tan brava, tan suya por otra parte, abierto el compás, la muleta adelante, la otra mano estirada, para citar y llevarse el susto de un nuevo derrote.

Plaza de Talavera

22 de septiembre. Corrida de feria.Toros de Murteira Grave, muy bien presentados y cornalones, manejables. Raúl Sánchez. Pinchazo, estocada y descabello (dos orejas). Pinchazo bajo y otro hondo atravesado (ovación y saludos). Emilio Muñoz. Pinchazo y otro bajísimo (gran bronca). Pinchazo hondo bajo, del que sale arrollado, y tres descabellos (oreja con protestas). Espartaco. Media tendida y caída (aplausos, y también pitos cuando saluda). Dos pinchazos y estocada (silencio).

Como suponíamos, el lote más serio de la corrida había de ser -y fue- para Raúl Sánchez, y como nos temíamos, el de mayor peligro también. Pero, por una vez y sin que sirva de precedente, dentro de ese lote había un toro boyantito. Raúl, con un toro boyantito, está que no se lo cree. Se le escapa de las manos. Le pega pases, sí, pero ¡con tanta facilidad!. Da la sensación de que sobra torero y falta toro.

Lo de Raúl es el toro fiero. Ahí está en su salsa, y el público también. Cuando Raúl y un toro así se enfrentan, da la sensación de que los tendidos están llenos de pegamoides; todo el mundo con los pelos de punta, un color que se va, otro que se viene. Los talaveranos de ayer, tan relajados mientras Raúl se merendaba al noble primer Murteira, eran pegamoides en el cuarto. Lo cual no impedía que abrumaran con miles de consejos al valiente paisano, algunos llenos de ternura y de profunda sabiduría, como éste: "Raúl, le has de dar a este toro un par de hostias bien dás, o mejor se las dás a quien te lo ha puesto delante".

El taurinismo afirma, con inquietante rotundidad, que Raúl Sánchez no tiene arte, y es cierto, pero se diría que, para los taurinos, el único torero en el mundo que no tiene arte es Raúl Sánchez. Por esta carencia pretenden descalificarlo y así no le contratan. Pero nos gustaría saber qué calidad tienen los dernas toreros. Por ejemplo, ayer en Talavera, las figuritas de moda no le servían a Raúl ni para atarle la zapatilla.

Lo mismo que el veterano diestro, los jóvenes valores dispusieron de un toro boyante y otro con problemas, pero al contrario que él no supieron sacarle partido a ninguno de los dos. Al trianero le asustó el genio de su primero, al que destrozó el picador mediante dos puyazos terribles, y se limitó a machetearlo por la cara, haciendo uso de las máximas precauciones. El quinto era pastueño y Muñoz le pegó muchísimos pases, demasiados pases, incluido un circular de varias vueltas. En realidad, pases y vueltas no eran dignos de ser re cordados y, por lo tanto, no vamos a perder el tiempo contando cómo los hizo. Le ha dado a Emilio Muñoz por cortar con frecuencia las faenas, contonearse cada vez que las corta, caminar con afectación; extrañas cosas en tan recio torero. Debemos constatar, sin embargo que va perdiendo personalidad y como, al tiempo, el arte se le resiste, lleva camino de convertirse en un mediocre colñetudo.

Casi tan mediocre como Espartaco, cuya presencia en las más importantes ferias únicamente se puede explicar por la fuerza que tienen sus apoderados, que son los Chopera llamados "chicos". Este torero, a quien nunca se le apreció ningún síntoma de calidad, parece haber perdido también el entusiasmo de salida y es ahora -fue ayer en Talavera- un monótono pegapases, sin más valor que el justito, para ir cumpliendo. Naturalmente ni Raúl ni los muchos Raúles que hay en el toreo le van a quitar el sitio, pues ese sitio, y otros, es de quien diga Chopera. Y no-pasa-ná

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