Southworth y la cruz gamada

La "indignación ultrajada" de Southworth ante el dibujo de Máximo (la estrella de David en el centro de la cruz gamada) le hace decir que: "La ideología política detrás del dibujo es tan obscena moralmente que puede poner en tela de juicio el equilibrio mental no sólo del dibujante, sino también el de toda la redacción del periódico". A este señor parece no decirle nada el que EL PAÍS sea, y con mucho, el mejor periódico de España y uno de los mejores de Europa.Pero esa "indignación" insultante no va al grano, porque lo importante no es el muy oportuno y expresivo dibujo, sino su origen, que la Prensa del mundo (sobre todo la europea) ha descrito con tanta o más crudeza que Maxi, viendo la bárbara masacre de Líbano como un reflejo nazi.

Afortunadamente, la presión universal -incluso en Israel- no permitió que dos fanáticos, Sharon y Begin (dos terroristas polacos), pudieran llegar a la "solución final".

A nadie le cabe la menor duda, después de lo sucedido en Líbano, que si esos dos fanáticos hubieran podido aplicar el horno crematorio, con la misma impunidad que Hitler, lo hubieran hecho. La diferencia de método sólo radica en las circunstancias.

Y en el terreno político tampoco han mostrado más escrúpulos al ponerse de acuerdo con la Falange (hechura de la española), cuyo fundador -padre del presidente impuesto por Israel- fue invitado por Hitler a la Olimpiada de Berlín. E igual concepción política muestran al vender armas a los regímenes totalitarios de Latinoamérica, al racista de Africa del Sur y al invadir, arrasar Líbano, imponiendo luego un Quisling como presidente.

Southworth, usted no tiene derecho, sobre todo moralmente, a indignarse por un dibujo y, al mismo, tiempo, mostrar la complicidad inherente que lleva consigo el silenciar un acto de barbarie militar, cuyos alcances sólo encuentran similitud en las atrocidades nazis. De ahí la validez del dibujo y las similitudes nazi-judías que la Prensa mundial vio en ello.

En el supuesto que sea usted el mismo -cosa que no parece- le recuerdo que en La destrucción de Guernica usted muestra, y esta vez con razón, la misma indignación, pero, ¿cuántas Guei:nicas en muertos y destrucción causaron los judíos? ¿Es que hay Guernicas justas e injustas?

Lo siento, porque creyéndole un hombre ecuánime me ha defraudado; de igual forma. que lo siento por Israel, que siempre he admirado./