Comienza a tranquilizarse el ambiente
Los ánimos se calmaron un tanto en las reuniones bursátiles de ayer, y el aparente ataque de histeria del que se vieron acometidos los especialistas en las sesiones de apertura de la semana ha dado paso a una situación discretamente más relajada. A pesar de que las órdenes vendedoras siguieron dominando, algunos tanteos compradores, especialmente en el sector eléctrico, comenzaron a dejar sentir su influencia benefactora, y aunque, al cierre, el papel puesto a la venta continuaba dominando comenzaba a barajarse la posibilidad de que las fuertes pérdidas acumuladas puedan dar lugar a alguna reacción positiva, de carácter eminentemente técnico, y cuyo inicio y duración resultan difícilmente previsibles.Por su parte, los otros grandes protagonistas de la actividad bursátil diaria, los valores bancarios, experimentaron un notable recorte en su volumen global de oferta, aunque sus cambios reflejaron parte de las zozobras del día anterior, y la pérdida de seis enteros que en general aceptaban en los precios de sus acciones venía a representar algo así como el carpetazo a una pesadilla.
Los 350.000 títulos a que ascendían los saldos vendedores del conjunto de los siete grandes hablan bien a las claras de la reducción de la oferta, sobre todo si de esta cifra global se desagregan las 197.258 acciones que presentaba Banesto como diferencia entre compras y ventas en favor de estas últimas.
El otro acontecimiento noticioso en el sector bancario lo constituyó en inicio de la ampliación de capital del Hispano. Sus acciones en Madrid perdieron treinta enteros, seis enteros más que el precio teórico de los derechos. Estos, por su parte, se pagaron a 115 pesetas, también en la Bolsa madrileña, frente a las 121,52 pesetas de valor calculado sobre la cotización de¡ 280%.
En los demás sectores se continué registrando una importante debilidad, refrendada por una actividad contractual casi testimonial, y unas pérdidas generalizadas, que afectaban prácticamente a la totalidad de los valores que se negociaban.
La característica singular que definió la actividad en las salas de contratación fue el repentino interés que mostraron los responsables de algunas grandes carteras por comprar, de forma ostensible, títulos eléctricos. La última razón a esta actitud puede estar en que más de una cartera institucional tiene un componente importante de inversión en valores eléctricos, en función de la elevada rentabilidad que ofrecen.
Una brusca baja, como la que vienen registrando los precios de las acciones de estas sociedades, suele provocar una reacción técnica que originan los propios tenedores de títulos, que no desean que las valoraciones de sus respectivas carteras se vean afectadas por los movimientos bajistas. Claro que esto es válido sólo en el caso de que no se estén pretendiendo generar minusvalías, pero este fenómeno sólo se genera en las últimas semanas del año.
En cualquier caso, las compras que ayer se observaron en acciones eléctricas tenían en general este origen y han dado pie a los comentarios sobre un posible interés de algunos grupos por poner freno a lo que el martes ciertos medios con aviesas intenciones, y proponiendo claros estímulos a los terroristas del parqué, calificaban de "pánico en la bolsa", con bastante más carga de adrenalina que de conocimiento de la realidad del mercado.
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