Búsqueda de coincidencias básicas
Acabo de recibir la llamada del presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, en que me comunica, del mismo modo que ha hecho con otros líderes políticos, su decisión de disolver las Cortes y convocar elecciones generales para el día 28 de octubre, y en estos momentos me llega la petición de EL PAIS de que redacte dos folios a vuelapluma sobre las consideraciones que me merece tal hecho.Quiero expresar en primer término mi convicción de que la decisión, si bien es evidentemente legítima, a mi juicio es poco razonable por la precipitación con que se ha tomado y por las razones objetivas políticas que aconsejaban otra fecha. No se puede argumentar que el cambio de relación de fuerzas en las Cortes hacía necesario por razones de Estado proceder a la disolución en estos momentos. La situación no ha variado en este aspecto de la que había al final del anterior período de sesiones. Si se pretende decir que la aparición del CDS modifica esa situación, se olvida por un lado que Calvo Sotelo conocía perfectamente mi intención de formar un nuevo partido político y a pesar de ello manifestó reiteradamente su intención de proseguir con la legislatura; y, por otro lado, que todos los parlamentarios que nos hemos ido incorporando al CDS habíamos comprometido públicamente y por escrito nuestro apoyo incondicional, tanto individual como colectivo, al Gobierno, pidiendo permanecer en el grupo parlamentario de UCD, y estando incluso dispuestos a renunciar al escaño.
Sí era claro que el Gobierno sería incapaz de superar sin un enorme desgaste electoral la aprobación de la Ley de Presupuestos, y por tanto que las elecciones se deberían celebrar antes de fin de año. Pero el adelantamiento tan precipitado tiene dos efectos perjudiciales de carácter general. En primer lugar, ha imposibilitado la aprobación de los Estatutos de Autonomía de Baleares, Castilla-León, Extremadura y Madrid, con lo que se causa un agravio comparativo innecesario a esas Comunidades y se incumplen compromisos públicos del propio presidente del Gobierno.
En segundo lugar, se ha forzado la coincidencia del desarrollo de la campaña electoral con la prevista y, en circunstancias normales, deseada visita del Papa, lo que hubiera podido evitarse con un simple retraso de dos semanas que todavía faltaban para la reapertura de las sesiones del Congreso, causa aparente de la disolución. En el manifiesto fundacional del CDS afirmábamos: "La tolerancia y el respeto han presidido la transición española a la democracia. Tolerancia y respeto que se han ejercido desde el ámbito de las creencias religiosas hasta el. campo de los intereses económicos. Hay que denunciar la gravísima responsabilidad en que incurren quienes pretenden resucitar el fuego destructor que ha acompañado nuestras discordias civiles en los últimos doscientos años".
En cuanto a las consecuencias que para el CDS tiene la convocatoria anticipada de elecciones, es claro que nos añade dificultades puesto que acabamos de nacer como organización. Sin embargo, hemos afirmado repetidamente que nuestra meta es consolidar a medio plazo un partido de centro progresista fuertemente unido y no un inmediato éxito electoral que, por supuesto, también vamos a perseguir. Reafirmamos nuestra voluntad de comparecer en solitario a las próximas elecciones generales con el objetivo fundamental de consolidar la democracia que los españoles nos hemos dado y asegurar la convivencia plural y pacífica. Espero y deseo que la campaña electoral se caracterice por la tolerancia y la búsqueda de coincidencias básicas que permitan que las lógicas discrepancias ideológicas que la exposición de los programas electorales pongan de relieve, puedan supeditarse al reto de la modernización económica, social y cultural españolas dentro del marco constitucional.
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