Razones de una convocatoria electoral
( ... ) De otra parte, la disolución de las Cortes reconoce explícitamente la incapacidad del partido que apoyaba al Gobierno para seguir sosteniendo el poder ejecutivo. En este sentido, la decisión presidencial nos parece acertada plenamente, y nada hay, en principio, que objetar en su contra.La disolución del Parlamento es una medida perfectamente natural en todas las democracias, que se produce cuando ya no resulta posible mantener una mayoría o una minoría cualificada que no encuentre obstáculos para gobernar. Evidentemente, el Gobierno monocolor de UCD, que obtuvo la minoría mayoritaria en las elecciones de 1979, había perdido buena parte de sus apoyos en una larga historia de tránsfugas y de deserciones. Y como por otro lado no parecía probable que recuperase ahora la potencia perdida ni era factible la aprobación de un presupuesto para 1983, ni iban a salir adelante muchas de las normas pendientes de trámite en el Parlamento, y ni siquiera podía acometerse la labor ordinaria de Gobierno sin encontrar una oposición lógicamente insuperable, la disolución del Parlamento es casi una operación de rutina, que una democracia más consolidada que la nuestra hubiera generado incluso tiempo atrás. ( ... )
Tiempo habrá para comentar la pugna que se inicia, pero no quisiéramos concluir este comentario, un poco sorprendido por la estratégica decisión adoptada, sin expresar un voto que nos parece necesario: desde este momento, todo cuanto sea resaltar la grandeza de la opción política propia engrandece la democracia; por el contrario, el denigrar al adversario para sacar ventaja en la línea de partida es como echar arena en los delicados engranajes de la libertad.
28 de agosto
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