Complicidad occidental

La permanente labor criminal de los sionistas llena de compficidad asesina a quienes reconocen y apoyan a ese injerto occidental en tierra árabe que es Israel. Cada nueva acción del poderoso aparato de muerte del Tsahal es contemplada por Occidente con hipócrita indignación: Israel ínvade países vecinos, viola las leyes de guerra machacando a la población civil, se dice. Pero se separa de la responsabilidad de estos actos a la sociedad israelí, a los ciudadanos de una entidad política artificial y absolutamente extraña a la zona, creada por la fuerza por un reducido grupo de judíos extranjeros, con la traición de la Administración inglesa y el apoyo occidental, contra y a costa de la auténtica población nativa, los palestinos.En Israel todos son responsables de los crímenes del Gobierno sobre los palestinos, puesto que todos ocupan una tierra que no es suya y de la que han expulsado a aquéllos, sus dueños. El derecho palestino a ocupar su patria es incompatible con la existencia política de Israel, incluso con la presencia de la población judía, puesta, casi en su totalidad, en Palestina, en un corto período de tiempo. Sólo los palestinos tienen el derecho de permitir o no esa presencia -deseable para restaurar así la convivencia única en la historia de árabes y judíos-. Por eso quienes reconocen a Israel, aunque sea una decisión derivada de la fuerza de los hechos -existe la comunidad israelí-, comparten la responsabilidad de la política racista y genocida de su Gobierno.

Ante lo utópico de una solución pacífica a la tragedia palestina, dada la terquedad sanguinaria de los sionistas y la pasividad internacional, sólo cabe desear algo, difícil hoy, pero no imposible: la reafirmación de la solidaridad árabe para destruir militarmente a Israel. /