Jaruzelski visita a Breznev en Crimea mientras aumenta la tensión en Polonia
El número uno polaco, general Wojciech Jaruzelski, se entrevistó ayer en Crimea, por segunda vez desde la implantación del estado de sitio en Polonia, con el presidente soviético Leónidas Breznev. No hay información oficial sobre lo tratado por ambos líderes en un momento particularmente delicado para Polonia, que se enfrenta a una quincena plagada de manifestaciones contra el estado de sitio y en favor del sindicato Solidaridad. Ayer la policía impidió una concentración en Gdansk y disolvió otra de varios miles de personas en Varsovia, según informa la agencia France Presse.
En un escueto comunicado, la agencia oficial polaca Pap se limitaba a indicar que el general salía "para la visita de Crimea" e insistía en el carácter habitual de este viaje, que efectúan cada año los dirigentes de los países socialistas a las orillas del mar Negro, donde Breznev pasa sus vacaciones. La agencia soviética Tass calificó la entrevista de serena y acusa a Estados Unidos, por boca del primer ministro polaco, de "apoyar la existencia de una clandestinidad contrarrevolucionaria". En Gdarisk, donde estaba convocada la concentración conmemorativa del segundo aniversario de la creación del comité interempresas, un impresionante despliegue de las brigadas antidisturbios, tanto en el centro de la ciudad como en las inmediaciones de los astilleros Lenin, hizo imposible la más mínima concentración.
Las fuerzas de seguridad controlaban absolutamente toda la zona de los astilleros, donde debía celebrarse la concentración, e impedían el acceso a los habitantes de la ciudad. La policía realizaba constantes identificaciones y practicó un número indeterminado de detenciones. Sólo en un momento consiguió formarse un pequeño grupo de jóvenes, frente al que se situaron los antidisturbios. Tras un desafío visual y unos gritos de los jóvenes, la policía se retiró y lo mismo hicieron los manifestantes.
En Varsovia, sin embargo, la policía disolvió expeditivamente la concentración de varios miles de personas en la plaza de la Victoria, ante la cruz en memoria del cardenal Stefan Wyszynski. La multitud entonaba himnos religiosos y cantaba el himno nacional, convenientemente reformado con pasajes en favor de Solidaridad y Lech Walesa, cuando los antidisturbios surgieron de todas las bocacalles empleando cafiones de agua y botes de humo.
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