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Tribuna
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El fútbol español, aún peor

El fútbol español empeora de temporada en temporada. A menos de un mes del comienzo de una nueva Liga, aunque siempre esté el atractivo Maradona al fondo, los problemas extradeportivos son aún más graves que el año pasado.El fracaso de la última y justa huelga de los futbolistas, que jugaron demasiado fuerte en los decisivos momentos finales del torneo liguero, sin tener peso específico suficiente para mantenerse firmes ante las presiones, hacía temer que los clubes no escarmentarían en sus despropósitos. No hay peor error que dar sensación de debilidad y desunión, y la AFE, en plena crisis directiva, ha sido y es el vivo ejemplo. El que tiene la sartén por el mango, si cuenta con pocos escrúpulos, además (y en el fútbol español, a nivel de ejecutivos, hay multitud de casos), da, encima, con ella.

Los jugadores modestos, una vez más, vuelven a ser los perjudicados. Se les sigue tomando el pelo, como ha reconocido incluso Luis de Carlos, ahora simple socio del Real Madrid, único club, junto al Zaragoza, que obró con la seriedad de la palabra dada en la pasada huelga. Se ha echado, de nuevo, el tiempo encima de forma lamentable. No se puede venir solamente a última hora, el último día, como han hecho Ramos Costa y Gomar, a levantar acta de hechos tan tristemente sabidos y consumados como los nuevos cheques con números rojos de los clubes morosos. Los deudores y la Federación Española con su inoperante (salvo para defender sus intereses) Comité de Fútbol Profesional, que debía obligarles a pagar, han vuelto a incumplir.

La amenaza de descensos de categoría, además, única e insuficiente medida federativa, sólo hará más difícil, aunque se cumpla, el cobro de los futbolistas ante el lógico descenso en las recaudaciones en partidos de menor interés. Futbolísticamente, los jugadores humildes, que ni siquiera tienen las migajas de publicidades mundialistas para echarlas a sus conocidos, continúan con las mínimas y aleatorias posibilidades de ver su dinero. Sólo les queda el recurso de la AFE, que se demuestra una vez más totalmente necesaria, para defenderles, aun desmembrada; la presión de la huelga y los tribunales ordinarios.

Sigue sin ponerse coto a los desmanes de los directivos que juegan alegremente con el dinero de los demás. El anteproyecto de decreto elaborado por el Consejo de Deportes sobre la responsabilidad de los dirigentes en las gestiones económicas que arrojen saldo negativo cuantioso es aún una entelequia, incluso difícil de aplicar cuando sea realidad.

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