La conferencia de la OUA concluyó con una declaración de apoyo a la OLP

ENVIADO ESPECIALLa conferencia informal de Trípoli, tras la abortada cumbre de la Organización para la Unidad Africana (OUA), concluyó ayer con una declaración en la que los treinta países presentes en la capital libia reafirman su voluntad de permanecer en el seno de la organización, apoyar a los movimientos nacionalistas de Namibia y Africa del Sur y a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y expresan el deseo de reunirse de nuevo en número suficiente para poner fin al actual ostracismo de la OUA. En un encuentro informal con los periodistas, el coronel Muamar Gadafi se declaró satisfecho del resultado de la conferencia.

El dirigente libio puso de relieve que el boicoteo de diecinueve países a la cumbre no sólo violó la carta de la OUA y la decisión de reunirse en Trípoli, sino que les responsabiliza por llevar a la OUA a una situación anormal, sin precedentes en su historia.

Para Libia, lo sucedido aquí no es un fracaso, puesto que no se considera responsable de las ausencias de los jefes de Estado, a quienes estima víctimas conscientes de la presión hecha por Estados Unidos para que Gadafi no ocupara la presidencia de la OUA.

Este último ha amenazado con volver a convocar la cumbre, con los treinta países que llegaron a Trípoli, si los ausentes no responden al llamamiento hecho por el grupo de contacto encargado de reactivar la conferencia en un plazo límite de tres meses.

Las reuniones informales de los jefes de Estado presentes en Trípoli han sido consideradas por Libia como una verdadera cumbre de la OUA, a pesar de que las mismas no han tenido poder ejecutivo alguno. Para Libia, las ausencias no pueden explicarse por el rechazo a la República Arabe Saharaui Democrática (RASD), sino como la prueba de que, a pesar, de todo, Africa sigue dividida en dos bandos prácticamente irreconciliables.

Es muy difícil para los países progresistas que vinieron a la capital de la Yamahiria admitir que la presencia de la RASD ponía un freno a los países que no acudieron. Tras el fracaso de la cumbre es probable que el grupo de los veintiséis que ha reconocido a la República Saharaui se percate de que no es una tarea fácil conciliar a las capitales africanas sobre el dilema del Sahara occidental.