Sólo veintiún jefes de Estado han anunciado su presencia en la 'cumbre' de la OUA
Veintiún jefes de Estado africanos tienen ya anunciada su llegada a Trípoli para participar en la cumbre de la Organización para la Unidad Africana (OUA). La cifra ha sido revelada por el portavoz de la delegación libia, Ali Triki, confirmando así las noticias que circulaban en los medios de la conferencia en torno a la voluntad del coronel Muamar el Gadafi de celebrar la reunión de estadistas africanos, sea cual fuere el número de éstos que acuda a Trípoli.
El presidente de Etiopía, Mengistu Haile Mariam, llegó ayer a la capital libia y se espera, en las próximas horas, la llegada de los presidentes de Zambia, Nigeria y Angola, y el primer ministro de la isla Mauricio. El presidente argelino, Chadli Benjedid, tiene anunciada también su visita. Existe, pues, la posibilidad de que la conferencia reúna al menos a veintiséis jefes de Estado o Gobierno, o sus representantes, lo que constituiría la mayoría de la OUA, pero no serviría de nada jurídicamente dada la falta de quórum, establecido en 34 países.A lo largo de tensas discusiones, el grupo dé los veintiséis, integrado por los países que han reconocido la República Arabe Saharahui Democrática (RASD), ha adoptado ayer una declaración titulada Llamamiento de Trípoli (inicialmente debía llamarse simplemente Declaración de Trípoli), en la que se declaran partidarios de hacer todos los esfuerzos posibles por salvar la brecha abierta entre los países africanos y consolidar la OUA.
Actitud rígida
El Llamamiento de Trípoli, ,dado a la publicidad anoche, reafirma, sin embargo, el apoyo político de los veintiséis a la RASI), calificando la retirada voluntaria de esta última como la prueba de su "madurez política" y su fidelidad a la causa africana.
Aunque el ala menos radical de esta coalición de países progresistas intentó modificar el contenido del documento, con el objetivo de facilitar una hipotética reconciliación entre ese grupo y los diecinueve países moderados, que han rechazado venir a Trípoli para no sentarse a la misma mesa que el representante de la RASI), lo cierto es que él texto adoptado ayer revela una actitud rígida, aunque no contiene una cruda crítica a los ausentes, sino que se limita a lamentar las "maniobras imperialistas y la conspiración, que trata de sabotear la unidad y la solidaridad de nuestra organización", para agregar a continuación que los ventiséis estiman que la admisión de la RASD a la OUA constituye una etapa importante para el restablecimiento de la paz en el Sahara occidental.
Confinar la 'cumbre'
Sin embargo, será difícil que los países que se han negado a venir a Trípoli cambien de parecer y acudan a la capital libia, donde ha dejado de hablarse del problema del Sahara occidental. Quedan muy pocas horas para el inicio de la cumbre o, mejor dicho, de la reunión consultiva de jefes de Estado, y sena una sorpresa constatar que la rigidez expresada por el llamado de los veintiséis ha construido un puente entre los dos grupos.
En todo caso, el deseo de buscar una salida honorable a la crisis de la OUA se ha vuelto a patentizar en Trípoli, a lo que habría que añadir que el propio Gadafi, en un discurso de bienvenida al presidente dé Mozambique, Samora Machel, ha condenado a "aquellos que degeaban confinar la cumbre africana a un sólo problema político" (alusión al conflicto del Sahara), agregando que el problema básico a que deben enfrentarse los africanos es resolver su unidad y garantizar su independencia económica.
El Frente Polisario puede sentirse satisfecho de los términos del Llamamiento de Trípoli, en el que los países que han reconocido la República saharaui reafirman su apoyo a la RASD y saludan el "combate heroico" de los saharauis. La declaración que, inicialmente debía ser más moderada, ha terminado siendo harto dura para Marruecos, aunque no se le menciona. Queda por saber si los últimos y denodados esfuerzos de Libia para garantizar mañana la presencia de una mayoría de jefes de Estado se verán recompensados. En la capital libia, la impresión general, tras la publicación del Llamamiento de Trípoli, es pesimista. Por lo demás, Gadafi, según las indicaciones recogidas por este enviado, se propone pronunciar un discurso de apertura, que excedería las tres horas de duración.
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