Las bolsas, bajo el síndrome de las vacaciones
La semana se ha iniciado bajo el síndrome de las vacaciones estivales, observándose una actividad mínima en los corros y centrándose prácticamente por entero la atención de los escasos habituales que concurrieron a las salas de contratación en los valores bancarios. El grupo eléctrico, que empezó mostrando una cierta fuerza en los primeros momentos de las reuniones, terminó sumando algunos avances, especialmente en sus sociedades más significadas.Entre los grandes bancos, el Central mantuvo su orientación positiva de los últimos días y únicamente la existencia de una partida de unos miles de títulos a la venta, limitados al 300%, le impidió situarse sobre esta esperada cota. Popular y Vizcaya descontaron sus dividendos sin grandes sobresaltos, aunque sus saldos fuesen discretamente vendedores, y sólo en Banesto y Santander la diferencia entre el número de títulos que se demandaban y los que se ofertaban, en favor de estos últimos, revistió alguna consideración.
Concretamente Banesto contaba con un resto (le 44.078 acciones, mientras que el banco que preside Emilio Botín presentaba 39.642. Ambas cantidades referidas exclusivamente al mercado madrileño. También el Andalucía descontó un dividendo de setenta pesetas brutas, bajando su cotización seis enteros.
Aunque la desproporción entre oferta y demanda se acentuó un tanto en los valores bancarios, los especialistas restaban importancia al asunto señalando que era una consecuencia lógica de la menor asistencia de inversores a corto plazo a las reuniones y de la anulación de órdenes que se produce automáticamente todos los fines de mes.
Lo cierto es que según estos criterios, por el momento, amplios sectores de profesionales bursátiles siguen manteniendo que los precios de las acciones bancarias van a experimentar un movimiento alcista en las próximas reuniones, difícil de determinar en cuanto a su importancia, y cuyo fundamento último está en la decisión que se ha pretendido interpretar en estas entidades de no aceptar nuevos recortes en sus precios mientras la presión de la oferta no resulte excesivamente agobiante.
Y la realidad es que esta impresión parece estar teniendo un efecto balsámico entre los responsables de las carteras más importantes que vienen manifestando una actitud expectante y poco agresiva. Parece como si las fuerzas vivas del mercado, excesivamente mentalizadas por los peligros que puede traer consigo, el mes de septiembre, hubiesen decidido dotar a estas sesiones veraniegas de una notable placidez ambiental con la que arropar algunas mejoras selectivas.
Hidrola y Fecsa fueron probablemente los grandes protagonistas de las reuniones. Su pujanza inicial sorprendió a propios y extraños, y aunque al cierre comenzaron a repuntar algunas partidas vendedoras a los cambios más caros, 58% en el caso de la Española, dejaron una buena impresión entre los observadores.
Sin embargo, todos estos movimientos tienen un soporte relativamente débil y si la tranquilidad es quebrada por alguna circunstancia inesperada, pueden quedar en nada. Las eléctricas, en las últimas semanas, se han venido manifestando incapaces de consolidar las mejoras que con tremendo esfuerzo conseguían generar.
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