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Entrevista:

Francesco Mazzola: "En Roma no se quiso matar al Papa, sino al Papa 'polaco'

Juan Arias

Mehmet Alí Agca, el terrorista de extrema derecha turco que el 13 de mayo del año pasado atentó gravemente contra la vida del papa Juan Pablo II en la plaza de San Pedro, fue traído hace unas semanas en gran secreto a Roma desde la cárcel de Ascoli Piceno, donde fue internado después del proceso que lo condenó a cadena perpetua. En Roma ha sido de nuevo interrogado por Ia policía italiana, en presencia de algunos policías turcos. Ahora se ha sabido que algunos investigadores italianos han salido para Estambul y Ankara para seguir una pista según la cual Alí estaba en contacto con una organización de tipo mafioso.

Para conocer mejor lo que se piensa en los ambientes políticos y gubernamentales italianos sobre el famoso atentado al Papa, nunca esclarecido en sus tramas más íntimas, EL PAIS ha entrevistado en Roma a Francesco Mazzola, diputado democristiano, subsecretario de la presidencia del Consejo de Ministros y miembro de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento.Mazzola ocupaba, en el momento del atentado, el delicado cargo de jefe de los servicios de seguridad como delegado del presidente del Gobierno.

"Yo estaba en aquel momento en Palazzo Chigi, la sede del Gobierno. Desde el primer momento tuvimos la impresión de que la cosa era gravísima. Dábamos por muerto al Papa, y, al mismo tiempo, que se había tratado del gesto de un fanático islámico.

Pregunta. ¿Y después?

Respuesta. Desde el momento en que apareció claro que no se trataba de un exaltado religioso todo nuestro esfuerzo fue el saber quién podía estar detrás de Alí Agca, cuyos antecedentes aparecían cada vez más claros. Fue su silencio lo que más intrigó. Nunca quiso hablar, mientras el fanático reivindica con todas sus fuerzas su gesto, como lo hizo en Fátima el sacerdote tradicionalista de Lefebvre.

P. Usted tiene seguramente, en su archivo cosas que no puede o no juzga oportuno revelar. Pero ¿cuál es hoy su idea personal sobre el atentado, construida con todos los elementos que han pasado por sus manos en el delicado cargo que tenía en aquellos momentos?

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R. Yo creo que es necesario encuadrar el gesto, que ciertamente intentaba ser mortal, en el momento histórico en que tuvo lugar.

P. ¿Es decir?

R. Era el momento de máxima tensión entre el sindicato polaco Solidaridad y el régimen comunista de aquel país. Era la semana en la que se hablaba con insistencia de la posibilidad de una intervención soviética en Polonia. Y no es difícil pensar que fue la presencia en Roma de un Papa polaco lo que pudo frenar aquella intervención. Nosotros tenemos la impresión de que se deseó matar no al Papa, sino más bien al Papa polaco.

P. ¿Quién estaba entonces detrás de Alí en aquel atentado?

R. En primer lugar, tenemos todas las pruebas del largo itinerario de Alí, desde que se escapó increíblemente de la cárcel de seguridad de Estambúl vestido de militar hasta que llegó a Roma, después de haber pasado por media Europa. Tenemos también las pruebas de que hoy existen contactos entre los diversos grupos terroristas extranjeros. El atentado al Papa pudo muy bien tener dos finalidades: eliminar un elemento difícil en la tensa situación polaca y contribuir a la desestabilización de Occidente, manteniendo de este modo viva la llamada guerra por intermediarios, que es hoy la única posible en Europa.

P. ¿Entonces quién fue concretamente el mandante contra la vida del papa Wojtyla?

R. Los diversos grupos terroristas que en sus respectivos países tienen motivaciones muy concretas son después usados por los servicios secretos internacionales, que son organizaciones muy fuertes que actúan por encima de los mismos gobiernos. Por lo que se refiere a los terroristas italianos, no existen dudas de que al principio los contactos eran con Checoslovaquia. Baste pensar en Feltrinelli y en Franceschini. Recientemente hemos tenido el caso del dirigente sindical de UIL, que ha resultado ser, según confesiones de su misma esposa, un agente de los servicios secretos de Bulgaria.

P. ¿Por qué Bulgaria?

R. Probablemente porque la pista de Checoslovaquia estaba ya demasiado descubierta. No creo que sea casual que Alí, antes de llegar a Roma, había pasado por Sofía.

P. Pero de los indicios que han tenido, ¿no han considerado como posible también la hipótesis CIA?

R. Teóricamente podría ser una hipótesis. Los mismos, rusos han acusado a los servicios secretos americanos de haber asesinado a Moro. En la lógica de ciertos servicios secretos internacionales no existen repugnancias de tipo moral. Teóricamente todo es posible. Pero en este caso, todos los indicios, el momento que, tuvo lugar y la historia de Alí inclinan la balanza hacia la otra cara de la medalla.

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