Santiago Ramírez,
fotógrafo bilbaíno, permanece desde hace once días apostado a la entrada de Villa Maitia, residencia de la familia Abaitua, en Zaráuz a la espera de la liberación del industrial secuestrado. El joven, que duerme en el interior del vehículo prestado por el periódico para el que trabaja, Tribuna Vasca, no se aparta de la entrada de la residencia más que para procurarse bocadillos o efectuar alguna llamada a su diario. El rostro de Santiago Ramírez, con barba crecida y fuertes ojeras, denota el cansancio de la espera que hasta el momento está resultando infructuosa. Pese a ello, el joven profesional, que naturalmente ya ha establecido amistad con los familiares del secuestrado, el personal de servicio y los policías municipales de Zaráuz, persiste en su idea de conseguir la exclusiva fotográfica del desenlace del secuestro, informa José Luis Barbería.
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