Los pueblos indios de América luchan por su supervivencia
Destaca la ponencia aprobada sobre objetivos económicos, quizá la más efectiva para que las tribus indias, principalmente en América del Norte, salgan de su subdesarrollo. También la más peligrosa para acabar con unas tradiciones de vida que reivindican, contra la asimilación de las culturas impuestas por los colonizadores.En cualquier caso, la reunión de Regina servirá para mostrar "al hombre blanco" quce la actitud de los indios cambia. Que hay un embrión de solidaridad. Que las co as pueden ir a más si no se escuchan sus reivindicaciones. "Nuestra paciencia y tolerancia llega al fin", dijo David Ahenaken, jefe nacional de los indios de Canadá en la Asamblea Mundial de las Naciones Autóctonas. Hombre conocido por su moderación, Ahena ken lanza un verdadero reto al Gobierno federal de Ottawa y a los Gobiernos regionales, diciendo que "los jefes indios" no podrán contener la violenca de sus pueblos el día que estalle.
Una filosofía de la vida india es el hilo que une a las naciones indias del Norte, del centro y de Suramérica, en una historia de 4.000 años de civilizaciones, prácticamente borradas en menos de quinientos años con la llegada de los europeos a América y su posterior colonización. Dar un tono internacional a la causa india fue uno de los principales objetivos de la Asamblea Mundial de las Naciones Autóctonas.
Pero al margen de las buenas intenciones existen serias dudas de que la comunidad india americana pueda actuar concertadamente, al menos a corto plazo. "Nuestros problemas debemos resolverlos por nuestros propios medios, aunque es fundamental contar con la solidaridad de nuestros hermanos del Norte", dijo Millian Painimal de los indios mapuches chilenos. Pero recordó que los indios de Suramérica "no queremos caridad". Sería el restablecimiento de las condiciones para una vida normal, sin que fueran expulsados de sus reservas o exterminados, lo que debería solucionar el problema de las tribus indias en el continente suramericano.
Con mayores posibilidades de presiones gubernamentales que sus vecinos del Sur, los indios de América del Norte prometieron influir en los "Gobiernos" para una mayor sensibilización del problema indio. Para ayudar a canalizar ayudas al desarrollo económico hacia las comunidades indias para reforzar la "voz" de los pueblos autóctonos indios en la escena internacional. "Cuatrocientos ochenta y nueve años de genocidio indio" era el texto de los pueblos indios de Suramérica que figuraba en la tribuna de Prensa.
'En Suramérica se niega que haya pueblos indígenas'
"Somos representantes de las naciones mapuche, quechua, eimara y tantas otras que no figuran en los mapas", dijo uno de los representantes indios "bolivianos" caracterizados por su politización frente a las dictaduras militares que se suceden ininterrumpidamente en su país.
"Vivimos hoy en unos países que se llaman Brasil, Chile, Paraguay, Bolivia, Colombia o Guatemala", añadió el representante de la nación quechua. "Pero", agregó, "en Suramérica nunca ha habido ningún reconocimiento de los pueblos autóctonos. Al contrario, incluso se ha negado que haya pueblos indígenas".
Lejos de los indios de Norteamérica (Estados Unidos y Canadá), que ganan día a día nuevos derechos,en la gestión y explotación de sus terrítorios, los indios de Suramérica (Brasil, en particular) son víctimas de desplazamientos hacia zonas desérticas, al contacto con colonizaciones que les contagian enfermedades a las que no pueden resistir o a la plaga del abuso del alcohol.
"Pero, por vez primera en quinientos años, trabajamos en unidad", dijo José Carlos Morales, del Consejo Mundial de Pueblos Indígenas. Agregó que a pesar de que "los invasores destruyeron nuestras culturas, todos los intentos de asimilación fracasaron, porque somos pueblos diferentes".
Bajo el símbolo de la unión del jefe Tupak Katari, descuartizado por los colonizadores españoles, puntualizan los indios bolivianos, los indios suramericanos consideran que la Asamblea Mundial de las Primeras Naciones ha servido "para un primer empalme de solidaridad con nuestros hermanos del Norte".
En términos concretos de influencia en el moribundo "diálogo Norte-Sur" para el progreso de los países en vías de desarrollo o de canalización de créditos bancarios, los indios suramericanos afirmaron: "No queremos que nos envicien. No queremos dinero. Queremos nuestras tierras porque somos trabajadores y podemos generar nuestros propios recursos de la tierra madre. No queremos regalos, queremos que nos dejen vivir".
La politización de los indios suramericanos
Las noticias de abusos contra tribus indígenas en Latinoamérica son frecuentes en la Prensa internacional. Menos habituales son las declaraciones de denuncia de Gobiernos democráticos contra tales prácticas. Excepto cuando tocan intereses muy particulares, como es hoy el caso de los indios miskitos, en Nicaragua.
"Es un genocidio", dijeron al unísono el entonces secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, y la embajadora ante la ONU, Jeanne Kirkpatrick, cuando aparecieron fotos de cadáveres decapitados de indios miskitos. Al final resultó que las fotos, publicadas en Paris Match, eran de la época del dictador nicaragüense Anastasio Somoza y no de víctimas del Gobierno sandinista. Pero, en cualquier caso, la preocupación pública del Gobiemo norteamericano hacia los indios de Suramérica acabó ahí.
Los miskitos son hoy un claro exponente de comunidad india víctima de los avatares políticos. "Estamos divididos", dice Marcelo Guniga, "porque algunos líderes se han ido a Honduras, desde donde participan con elementos ex somocistas en planes para invadir Nicaragua". No oculta, sin embargo, la seria situación que afecta a su comunidad, con la existencia de proyectos de reubicación del Gobierno de Managua hacia la comunidad de indios miskitos. El balance de la reunión de Regina abre esperanzas para los pueblos indios de América y para los demás pueblos autóctonos del mundo.
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