Porta incombustible

Pablo Porta, tras obtener el cupo suficiente de adhesiones inquebrantables, anunció su deseo de seguir en la presidencia de la Federación Española de Fútbol. Porta es incombustible. No hay quien le mueva. Ni siquiera cuando redacta su carta de dimisión. Todos los acólitos concelebraron la decisión de su presidente.Pablo Porta, en los días de reflexión, se dedicó a leer las epístolas de San Pablo. No concretó cuáles. Por lo que se deduce de su trayectoria, su alimento espiritual está basado en la Epístola a los Romanos. Para Porta, basta la fe sin obras. La fe es razón suficiente para alcanzar la salvación. En eso es luterano, pero con una diferencia, que será incapaz de realizar la Reforma. Al fútbol le bastaría una reestructuración.

Pablo Porta y su luteranos no lograrán salvar el alma balompédica. Ayer, cuando comenzó a hablarse de los presupuestos, se levantó media asamblea y se fue a tomar café. Y ni uno sólo preguntó por alguna partida. Y eso que la reunión matinal no tuvo más tema fuerte que el de las perras, con el señor Núñez de alcabalero. Núñez estuvo plasta y hasta se ganó los pitos de una parte de la asamblea. Porta es tan listo que siempre queda mejor que el resto de los predicadores. El presidente barcelonista no es precisamente un orador sagrado. Si fuera catalán habría que decir de él que no pasa de ser un pobre mosén. Tras lo de ayer, siguiendo el ejemplo de Porta, hay que acogerse a Los hechos de los Apóstoles: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?".