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El Consejo de la Revolución portugués considera inadmisibles las disposiciones sobre su extinción

El Consejo de la Revolución portugués ha manifestado estar totalmente en desacuerdo con las disposiciones transitorias establecidas por el Partido Socialista y Alianza Democrática, en el marco del acuerdo por el que se extingue este órgano político-militar, antes de la entrada en vigor de las nuevas instituciones que adaptarán sus competencias: el Tribunal Constitucional y el Consejo de Estado.

Los militares que integran el Consejo, sin embargo, reiteran su acuerdo con la eliminación de este organismo, creado tras la revolución de abril, en el futuro sistema institucional portugués, y reafirman solemnemente su voluntad de respetar las decisiones adoptadas por la "mayoría de los representantes elegidos por el pueblo".Lo que el Consejo de la Revolución considera irreal, y políticamente peligroso, es el régimen de excepción definido en las disposiciones transitorias, acordadas extraparlamentariamente por los dirigentes de los partidos Alianza Democrática y los socialistas.

Para los denominados militares constitucionalistas, o de izquierda moderada, las disposiciones previstas constituyen un "acto de desconfianza, injusto y totalmente inadmisible, para con la lealtad de las Fuerzas Armadas Portuguesas", que cumplieron las promesas después de la revolución de abril de 1974.

Aparte de este argumento de orden moral, el Consejo de la Revolución cuestiona la oportunidad del dispositivo previsto, y aún no votado por el Parlamento, para después de su extinción, pues se desposita en el presidente de la República la responsabilidad de velar por la constitucionalidad de las leyes hasta la entrada en funciones del Tribunal Constitucional.

Normalmente situados en posiciones ideológicas próximas al Partido Socialista, los representantes del movimiento de los capitanes miembros del Consejo de la Revolución no logran compren der por qué el Partido Socialista sacrifica las simpatías de los militares, que fueron sus aliados en 1975 contra los comunistas, para congraciarse con la jerarquía militar tradicionalista, en su mayoría de derechas, cuando no abiertamente antidemocrática.

El reforzamiento de la corriente democrática en el Ejército, bien evidente el pasado 25 de abril, cuando más de 1.600 oficiales participaron en el tradicional banquete aniversario de la revolución de los claveles es considerado por estos militares como un hecho irreversible. Ignorarlo para pretender hacer regresar al Ejército a su papel de pilar in condicional y mudo de cualquier régimen, es una opción incompatible con el espíritu del MFA (Movimiento de las Fuerzas Armadas), según tales miembros del Consejo de la Revolución.

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