François Mitterrand exige la modificación de la política agrícola comunitaria antes de aceptar el ingreso de España y Portugal

El presidente de la República Francesa, François Mitterrand, lanzó ayer un llamamiento a la República Federal de Alemania (RFA) y a los otros países nórdicos miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE) para que traduzcan en hechos su pretendido apoyo a la adhesión de España y Portugal y acepten modificar previamente la actual política de recursos propios, así como la política agrícola mediterránea, condiciones sin las que Francia continuará negándose a la ampliación.La cumbre de jefes de Gobierno y de Estado de los diez, que se abrió ayer en Bruselas, puede constituir un elemento clave para el futuro de la adhesión de España. Francia, en una hábil maniobra, ha enviado la pelota al campo contrario: si la ampliación no puede producirse en un plazo razonable (1985), la responsabilidad no será del Gobierno de París, sino de aquellos otros países, con la República Federal de Alemania a la cabeza, que se niegan a introducir las reformas que la harían posible.

Frente a la posición francesa, que será desarrollada hoy por el presidente Mitterrand, la cumbre puede reaccionar de dos formas: comprometerse a estudiar las propuestas de París o, simplemente, pasar sobre ellas y dejar la situación como hasta ahora: en un mar de ambigüedades e hipocresías.

Medios próximos a la presidencia belga apostaban ayer por la segunda posibilidad: "Admitimos que la negociación no puede continuar como hasta ahora y que es necesario que los diez dicten nuevas líneas políticas, pero creemos también que la cumbre no es el marco adecuado para ello", afirmaron.

Aumento del IVA

La tesis francesa se resume en dos puntos: es imposible entrar en la fase definitiva de las negociaciones con España (Portugal es un caso diferente) si la República Federal de Alemania no admite un aumento del tanto por ciento del impuesto sobre el valor añadido (IVA) que se destina actualmente a sufragar las políticas comunitarias. El techo actual del mismo es el 1% y Bonn se ha negado repetidamente a aumentarlo, pese a que la política agrícola exige ya más del 60% de dichos fondos.

La ampliación es también impensable si los diez no ponen en marcha una auténtica política mediterránea, capaz de asegurar a los agricultores del Sur ingresos similares a los de sus colegas nórdicos.

Medios oficiosos próximos a la delegación alemana afirmaron que el canciller Schmidt intervendría para reafirmar la voluntad política de la República Federal de Alemania de proceder a la ampliación de la CEE, pero se negaron a explicar si Schmidt aceptaría el guante lanzado por el presidente francés. Sí parece más clara la posición de Italia, cuyos portavoces admitieron, por primera vez, que la negociación con España está en un punto crítico y que las culpas no son siempre francesas: "hay países que se esconden detrás de París", afirmaron.

El ministro italiano de Asuntos Exteriores, Emilio Colombo, dejó entender, crípticamente, como corresponde a un buen demócrata cristiano italiano, que Italia no estaba tan lejos de las posiciones francesas en cuanto se refiere a las dificultades técnicas de la adhesión de España. "Es absolutamente necesario", añadió un diplomático de esta nacionalidad, "que se controle la negociación y que se evite el riesgo de un tratado, que sería después renegociado por los países candidatos".

Italia propone un período transitorio especialmente largo para la integración agrícola, aunque apoya la propuesta conjunta de los diez en cuanto a un período muy corto para la integración industrial. El diplomático italiano admitió, también por primera vez, que era necesaria "una reflexión crítica" del actual proceso negociador.