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El banquero italiano Roberto Calvi fue asesinado, según las investigaciones de la policía británica

Juan Arias

Los investigadores británicos del caso Roberto Calvi, el que fuera presidente del Banco Ambrosiano, de Milán, acaban de entregar a la Interpol una documentación que resume el trabajo minucioso de más de treinta detectives. Según la policía británica, Calvi fue asesinado entre las siete y las diez de la noche del jueves día 17 de junio. Dos son las pruebas más importantes que confirman esta tesis: el nudo de la soga con la que apareció ahorcado y la hora de la muerte.

El nudo no era el clásico que se hacen los que desean suicidarse, sino más bien el "nudo de seguridad" que saben hacer sólo los expertos marineros. Y la hora de la muerte indica claramente que Calvi fue asesinado y después llevado en barca por el río hasta debajo del puente. Entre las siete y las diez de la noche, hora de su muerte, era imposible que Calvi hubiera podido realizar toda la acrobática operación del suicidio en aquel lugar sin ser visto por la gente.Los investigadores británicos no quieren hablar aún, porque consideran que deben ser invitados a ello por las autoridades italianas. Estas parecen estar entre la espada y la pared, porque en los bolsillos de Calvi había páginas de su agenda con nombres explosivos del mundo político. Según el diario Repubblica, dos de los hombres que figuran son el del ministro de Finanzas, Rino Formica, socialista, y el de la hija de Amintore Fanfani, presidente del Senado.

Y ahora que ha sido confirmada la tesis del asesinato empieza a estudiarse más a fondo en Italia la figura y la historia de Calvi, el banquero de Dios. Y todo hace pensar que el famoso escándalo de la logia masónica Propaganda Dos (P-2) está de verdad relacionado con la creación en Italia de un contrapoder de tipo mafioso que, si no se hubiera descubierto a tiempo, habría podido poner en peligro las instituciones democráticas.

Roberto Calvi era un anillo de esa cadena, y su trágico fin demuestra que la organización sigue viva. Ayer, el director de Repubblica, Eugenio Scalfari, una de las plumas políticas más críticas y prestigiosas del país, hizo una reconstrucción del asunto Calvi. Su tesis es que el Banco Ambrosiano, cuando en 1971 cayó en manos de Roberto Calvi, pasó de ser el banco tradicional de la clase media católica a otro de negocios, de dudosas operaciones de bolsa y de alianzas político-finaneras. Coincide con esta fecha la decisión del Vaticano de deshacerse de sus bienes inmobiliarios en Italia para transferir su capital al extranjero.

El alma de esta operación fue el arzobispo Paul Marcinkus, presidente del Instituto Obras de Religión (IOR). Según Scalfari, de Marcinkus, entre muchas dudas, se sabe una cosa cierta: que tiene relaciones muy estrechas con el clan de tejanos entre los cuales figura el ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, John Connally. Este tiene, a su vez, vínculos con los generales más reaccionarios de América Latina; en Europa, con el líder derechista bávaro Franz-Joseph Strauss, y en el Próximo Oriente, con los círculos más ultras de Israel.

Marcinkus entró en contacto con el banquero Sindona. Este se encontró con Calvi, quien, a su vez, conocía a Eugenio Cefis, actual presidente de la gran compañía Montedison.

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Sindona y Calvi hicieron amistad con el líder democristiano Amintore Fanfani y, sobre todo, con el ex primer ministro Giulio Andreotti. Por otro camino iba creciendo Licio Gelli, que crearía más tarde la logia masónica Propaganda Dos. Como dote para unirse a la familia, Gelli llevó, segun Reppublica, lo más corrompido de los servicios secretos de la masonería italiana, suramericana y norteamericana.

Sindona contaba, a su vez, con la Mafia, mientras que Marcinkus colaboró con un material precioso: un circuito financiero del cual el Banco Ambrosiano era la nave principal.

Pero Sindona tuvo un resbalón Pidió ayuda a Calvi, y éste, que pensó que podía heredar el puesto de Sindona, se la negó. Entonces Sindona se echó en brazos de Licio Gelli, a quien apoyó la organización. Y desde aquel momento Calvi se convirtió en un ejecutor de órdenes. Para salvarse y recobrar autonomía empezó a hacer regalos, a sembrar dinero y ensayar operaciones, como la de comprar el periódico Il Corriere della Sera, para congraciarse con ciertos políticos. Quienes habían defendido a Calvi hasta entonces piensan que es mejor que se retire. Una vez estrangulado, le llevan bajo el puente londinense de Blackfriars. Pero la historia, según el director de Repubblica, no acaba aquí. Existía ya una operación para apoderarse del Banco Ambrosiano para darle nuevos dueños. La operación la estaba preparando bajo secreto el director financiero del Instituto Nacional de Hidrocarburos, un personaje que había estado ya envuelto en operaciones turbias y, que era del grupo mafioso de Calvi. Ahora, Fiorini ha sido descubierto y ha tenido que renunciar a su cargo.

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