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Continúan los mínimos

La tendencia negativa de los mercados de valores se mantuvo como denominador común en las reuniones que se celebraron ayer en las bolsas de Madrid y Bilbao, donde continuaron registrándose pérdidas de cierta consideración entre los valores punteros. Barcelona y Valencia respetaron la festividad oficial de San Juan y no celebraron reunión, lo que les vino a representar una ganancia equivalente a las pérdidas que dejaron de experimentar.El oscuro decorado que compone la ausencia casi absoluta de órdenes de compra, y los nervios de los vendedores, quienes acometidos de una súbita desconfianza se apresuran a ofrecer partidas de títulos a diestro y siniestro, se viene repitiendo en las últimas reuniones con una desesperante machaconería.

Es cierto que en las dos aisladas reuniones que se celebraron ayer se pudo apreciar una cierta mejoría en las tensiones vendedoras, e incluso los precios de algunas acciones, como era el caso de Petróleos, consiguieron cerrar marcando una pequeña diferencia positiva, que tenía el valor de representar un importante respiro ante la avalancha vendedora de reuniones anteriores.

Sin embargo, ninguno de los componentes que afectan negativamente a la raíz del mercado de acciones ha variado sustancialmente en los últimos días. Las tensiones en los mercados monetarios nacionales se mantienen, el descenso del dólar parece responder a una pura medida de ajuste estratégico de paridades, el déficit del sector público español continúa en aumento, el mundillo político continúa asegurando un abundante caudal de rumores y sobresaltos a diario, y, por si todo esto fuese poco, bastantes especilistas han tomado en los últimos días posiciones claramente bajistas, vendiendo títulos en operaciones con crédito al mercado.

Ante este poco esperanzador panorama, ni tan siquiera los todopoderosos bancos se atreven a intentar quebrar la tendencia bajista. Los abundantes saldos vendedores, que se les regeneran a diario, a pesar de los consecutivos recortes que han aceptado en sus cambios, son un elemento disuasor de tremendo peso. Posiblemente hace mucho tiempo que los fontaneros bancarios no se encontraban tan desconcertados e impotentes para hacer frente a una realidad del mercado, que casi siempre se había mostrado dúctil a sus deseos e intereses. Los esfuerzos que estas entidades han venido realizando por ampliar su base accionarial en los últimos años ha provocado que el control de los flujos vendedores resulte cada vez más difícil de controlar por estas entidades, quienes se ven ante el dilema de aceptar la tendencia del mercado y consiguienternente ver bajar los precios de sus acciones, o realizar políticas institucionales de apoyo a sus cotizaciones a costa de comprar sus propios títulos.

Aparentemente casi todos los esfuerzos que está realizando la banca en su política accionarial de los últimos tiempos se dirige a intentar disminuir los títulos propios que tenían en sus carteras o en las de las sociedades de su grupo. Las operaciones de bonos de tesorería canjeables por acciones, e incluso las propias campañas de colocación de acciones con créditos a los compradores, que en estos momentos realizan el Santander y el Bilbao, responden con claridad a estos objetivos. Por tanto, el apoyo masivo a sus cotizaciones aparentemente se encuentra reñido con sus actuales estrategias. No obstante, el sector bancario continúa siendo la gran esperanza blanca de la bolsa, aunque quizá fuese más correcto decir que costituye la única posibilidad de arranque del mercado.

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