El 'Libro Blanco de las Telecomunicaciones' no refleja la política del ministerio, según Luis Gámir
El Libro Blanco de las Telecomunicaciones, auspiciado por José Luis Álvarez en su etapa como ministro de Transportes y Comunicaciones, fue presentado ayer a los medios informativos como un amplio documento de trabajo, que no representa el punto de vista oficial del citado ministerio -según precisó su actual titular, Luis Gámir-, pero que va a propiciar un amplio debate público sobre el futuro de las telecomunicaciones en España.El Libro Blanco de las Telecomunicaciones tiene su origen en una moción aprobada por unanimidad en el Congreso, en diciembre de 1979, en la que el Gobierno se comprometía a publicar, en el plazo de un año, un informe sobre el futuro de la industria electrónica y de comunicación. Prácticamente un año después de esta moción José Luis Álvarez, que había sustituido a Sánchez Terán en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, encargó este Libro Blanco de las Telecomunicaciones a un grupo de expertos presidido por Antonio Barrera de Irimo.
Los trabajos de redacción del citado informe no trascendieron a la opinión pública hasta cuatro días después de la creación, por acuerdo del último Consejo de Ministros de noviembre pasado, de la comisión redactora del Plan Electrónico Nacional (PEN), en que un borrador del libro fue filtrado a dos diarios madrileños. Semanas después Antonio Barrera pasó a formar parte de esta última comisión redactora y no volvió a trascender nada sobre el citado libro blanco hasta hace unos días.
La existencia de puntos de vista encontrados entre distintos sectores y componentes representados en la comisión del Plan Electrónico, hizo pensar que Antonio Barrera -tras su no asistencia a las jornadas de trabajo de Buitrago de esta última comisión- había decidido resucitar el proyecto del libro blanco. De ahí, probablemente, el exquisito cuidado de Luis Gámir para evitar cualquier interpretación de enfrentamiento o solapamiento de papeles entre la comisión del libro blanco y la del PEN, que en definitiva sería entre el Ministerio de Transportes y el de Industria.
Luis Gámir dejó que Antonio Barrera expusiera el contenido del informe, para a renglón seguido dejar muy claro que él no asumía como política del ministerio el citado informe, anunciar una próxima conferencia de Prensa sobre los puntos de vista de su departamento sobre las comunicaciones, y dejar fuera de toda duda sus contactos y voluntad de colaboración con los responsables de Industria y Energía sobre estas materias dependientes de ambos departamentos.
Antonio Barrera, tras referirse a las múltiples consultas realizadas previamente a la redacción del libro, al carácter de banco de informaciones y datos básicos para analizar los problemas de las telecomunicaciones en España, expuso someramente la importancia de las telecomunicaciones para la vida nacional (100.000 puestos de trabajo, el 1,54% del gasto nacional, e inversiones equivalentes al 0,70% del producto nacional bruto) y de cara al futuro. Insistió en que este informe se había realizado desde los servicios, desde la demanda, y expuso una serie de objetivos y acciones contenidas en el mismo.
Luis Gámir destacó, entre los distintos temas abordados en el libro blanco, lo que denominó "prudente liberalización", especialmente en lo relativo a terminales (en plazos adecuados y con la instauración de un arancel especial); el ritmo de introducción de las técnicas electrónicas en las telecomunicaciones (teniendo en cuenta los problemas de empleo, costes de financiación y perfeccionamiento de las tecnologías ya existentes), y la necesaria competitividad entre el sector privado y el sector público.
El ministro insistió en que debe primar el beneficio social sobre el privado en las telecomunicaciones; reiteró que existen otras alternativas al actual papel de la Telefónica y su relación con el resto de la política de telecomunicaciones; al desdoblamiento de la Telefónica y la Dirección General de Correos y Telecomunicaciones; y al divorcio entre el soporte técnico de radio y televisión y el resto de las telecomunicaciones.
Luis Gámir, tras afirmar Antonio Barrera que la actual legislación de telecomunicaciones o el contrato de Telefónica con el Estado no impedían la liberalización de terminales o la introducción de nuevos servicios, se mostró partidario de regular algunos aspectos por decreto como paso previo a una definitiva ley de comunicaciones.
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