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La banca pierde mas de 3.000 empleos al año

La banca ha empezado a perder empleo a un ritmo superior a los 3.000 puestos anuales. Así lo reflejan los datos de finales de 1981, revelados por los 128 bancos, y las impresiones de los sindicatos sobre el presente ejercicio. Solución de futuro durante muchos años para oficinistas y trabajadores privilegiados, este importante sector económico es cada vez menos atractivo para el empleo. No contribuyó siquiera directamente el año pasado a la prioridad en la lucha contra el desempleo, declarada por la política económica gubernamental que mereció bastantes elogios desde sus más altas tribunas.

La primera pérdida neta de empleo en banca, coincidente con un aumento anual del número de oficinas superior al millar, era esperada hace años. Por la paulatina informatización, en la última década unos bancos generaban empleo, y otros no lo expulsaban, gracias a la carrera por la expansión. Desde 1973, casi se ha triplicado el número de sucursales bancarias: de 5.435 a 14.290. Todavía en estos cinco primeros meses la banca privada ha abierto 359. Con esta carrera, aunque los costes salariales son uno de los capítulos menos expansionistas en las cuentas bancarias -llevan dos años por debajo de la inflación-, su vecino, el de los gastos generales, creció el año pasado un 25,4% (hasta 103.114 millones de pesetas). Incluidas las cargas sociales, la remuneración media del personal en activo subió un 17,4%, para situarse en 1.680.000 pesetas. El año anterior la masa salarial bruta media, según una encuesta del Ministerio de Economía, había sido para la banca privada 1.073.000 pesetas (casi un tercio menos que en la banca pública), más otras 269.000 pesetas para Seguridad Social. Entre los grandes sectores, el financiero es el de mayor abanico salarial (de uno a 6,60 entre peón y licenciado); los sueldos recogidos en la citada encuesta van para 1981 de 301.170 pesetas a 8.326.500.Los grandes primero

En este contexto, las pérdidas de empleo, procedentes en gran parte de jubilaciones y despidos luego no cubiertos, empezaron por los siete grandes bancos, sin excepción, en 1980. Con la mitad de los empleados y de las oficinas del sector -su participación en depósitos y beneficios es mayor-, pasaron de crear 3.879 puestos en 107, y 7.138 y 955 en los dos años siguientes, a perder 1. 187. Sin embargo, esto fue compensado a nivel sectorial y aquel ejercicio terminó con 892 trabajadores más. Pero ya la cifra quedaba muy por debajo de los 3.608 empleos de 1979, que a su vez eran el resultado de una desaceleración progresiva, pues en 1976 se habían superado los 10.000.

Para 1981, cuya tendencia se ha acentuado, según los sindicatos, las informaciones disponibles son discrepantes. El Banco de España ha cifrado la caída de empleo en 3.265 puestos (de 180.451 a 177.186). De otro lado, el pnuario publicado la pasada semana por el Consejo Superior Bancario anota pérdidas en 3.044 (de 180.274 a 177.230).

En cualquier caso, la caída se aproxima al 2% de todos los puestos bancarios y procede de los grandes. Como puede observarse en el cuadro adjunto, sólo los seis primeros, que abrieron el año pasado medio millar de oficinas, descargaron sus plantillas en 3.437 trabajadores, dejándolas en 93.747.

Fue también 1981 el primer año de caída del empleo en el sistema financiero, si bien en menor medida. Ello obedece a que las cajas de ahorro ampliaron sus plantillas en 2.322 puestos (hasta 57.041), frente a los 3.700 del ejercicio anterior. No obstante, un análisis del Banco de España ha observado que, tras el fuerte crecimiento de gastos generales en bancos y cajas, puede estar también la posible sustitución de servicios internos por otros contratados.

Ocultar las vergüenzas

Dentro de la banca, sólo los extranjeros, que ya son una treintena, ofrecen desde 1978 cierta generación de trabajo Al terminar diciembre pasado tenían 2.937 puestos, 630 más que un año antes. Los doce bancos regionales se situaron a fines de 1981 en 18.367, con seis menos que al empezar, tras haber absorbido desde 1978 casi mil empleos al año. En cambio, también los 49 locales y los 28 industriales bajaron plantilla (123 y 14 puestos, respectivamente). Los 38 nacionales, contando entre ellos los siete grandes, perdieron 3.531.

Desde un punto de vista estrictamente económico, la combina,ción del descenso del empleo en el 1,8%, que se traduce en un incremento importante de los depósitos medios por empleado (20,3%), y del. aumento de oficinas en un 8,4%, implica, se dice, "una interesante ganancia, de productividad".

Sin embargo, y debe recordarse al respecto que algunos portavoces bancarios dicen que lo suyo no es crear empleo-, lo cierto es que el descenso del empleo se ha ocultado en las últimas memorias de los bancos, por lo general, como una vergüenza. Aquí la respuesta ha sido más tímida que la obtenida por la tradicional disyuntiva entre contentar a accionistas y depositantes con el anuncio de grandes beneficios o callar éstos para no provocar celos. Así, por ejemplo, el primer banco español, Banesto, clasifica a sus empleados en porcentajes para hablar de bajas, promociones y edades, sin dar nunca la cifra total.

Denominador común de muchos bancos es el envejecimiento paulatino de plantillas, el 40% de las cuales tienen más de veinte años de servicio. Por este fenómeno y por los incentivos que ofrecen para conseguir traslados de personal a otras oficinas, las promociones de categorias han sido notables. En 1975 había un jefe por cada 5,86 empleados. Hoy la relación está en 3,19.

El sector, de todas formas, es de los menos conflictivos, pese a su paulatina depauperación comparativa, que se nota en sueldos y en las cada vez menores ventajas sociales (créditos a bajo interés y largo plazo, sistema de jubilaciones).

La banca extranjera ha modernizado algo los aspectos laborales: tiene una mujer por cada 2,43 puestos de trabajo. En los 38 bancos nacionales la relación sube a 7,57. Un consuelo para las mujeres: en 1973 los bancos nacionales ocupaban a una mujer por cada 8,07 hombres.

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