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El dólar cotizó al máximo nivel histórico de 109 pesetas

El dólar alcanzó ayer un nuevo máximo histórico al cotizar a poco más de 109 en su cambio respecto a la peseta. Así comienzan a concretarse las repercusiones que la devaluación del franco francés y la lira italiana, unida a la revaluación del marco alemán, van a provocar sobre la paridad de la moneda española. Sin embargo, medios de la Administración han señalado que no hay por qué esperar movimientos importantes y desacostumbrados a los que han tenido lugar en los últimos meses.

Tanto entre la misma Administración como en círculos financieros privados se reconoce que la enfermedad que padece el franco es demasiado similar a la que atraviesa la peseta. El déficit público y, sobre todo, las tensiones inflacionistas de la economía española, colocan en la misma situación de debilidad a ambas monedas.El mercado, en su sesión de ayer, empezó a dejar sentir su poder en los tipos de cambio. El fixing (tipo de cambio al cierre del Banco de España) frente al dólar quedó en 108,862 pesetas por dólar, lo que significa una depreciación de la peseta del 1,81% sobre el del pasado viernes y superior al 13% respecto al último cambio oficial del año pasado. A lo largo de la mañana, el dólar llegó a superar las 109 pesetas. Frente al marco alemán retrocedió un 1,0 1% y respecto al florín lo hizo en un 1,03% el movimiento de la peseta frente a las dos monedas europeas devaluadas fue de una fuerte apreciación sobre el franco (4,8%) y menor frente a la lira (0,5%).

En términos de posición efectiva, la peseta se apreció frente al conjunto de monedas de la Comunidad Económica Europea entre el 0,7 y 0,8%; respecto al conjunto de monedas de los países desarrollados lo hizo en 0,20%, mientras que comparándola con las monedas del resto del mundo, excluyendo las de la CEE, la peseta ha retrocedido en medio punto, dada la importancia que tiene el dólar dentro de este cesto.

La peseta seguirá al franco

Con estos datos escuetos, las interpretaciones que de ellos se derivan son varias. La Administración, a través del Banco de España, trata de quitar hierro a la situación y afirma que las repercusiones comerciales que la devaluación del franco francés puede provocar serán pequeñas y, en todo caso, anuladas por las mayores ventajas conseguidas a partir de la revaluación del marco.Fuentes financieras privadas, por el contrario, señalan que la decisión tomada el pasado fin de semana por los responsables del Sistema Monetario Europeo significa un cambio importante de paridades en las monedas que forman parte de él y que repercutirá indefectiblemente sobre todas las europeas. Especialmente sobre la peseta, ya que Francia e Italia son, en ese orden, los primeros clientes de productos españoles y también los primeros suministradores.

Por otro lado, se apunta que la decisión del Sistema Monetario Europeo no es producto de un capricho, sino dé una situación objetiva que parte en dos mitades a los países miembros: aquellos que controlan la inflación y los que vienen sufriendo tensiones crecientes al alza en los precios. Francia e Italia se encuentran en este segundo bando; lo mismo que la economía española, que en los últimos meses atraviesa por un período de agudización de las mismas.

Según estas fuentes, se considera que los países con altas tasas de inflación tienen que aceptar depreciaciones continuadas, o devaluaciones puntuales, de sus monedas para poder corregir la pérdida de competitividad de sus productos en los mercados exteriores. Así, con las últimas cifras disponibles correspondientes al índice de precios de marzo, el Boletín Estadístico del Banco de España señala que "la persistencia de fuertes tensiones inflacionistas en España, combinada con la desaceleración de los precios de consumo en los otros países industrializados, hizo que se ampliase de nuevo el diferencial entre las tasas de inflación de estos países y la de España durante el mes de marzo".

Con estos datos, en los doce meses que finalizan en marzo, el diferencial de inflación fue de 5,9 puntos respecto al total de países de la OCDE y de 3,4 sobre los europeos; si la comparación se hace sólo sobre los seis últimos meses, el diferencial crece mucho más (9,3 puntos sobre el total de la OCDE y 5,3 respecto a los países europeos). Ello significa que los precios en España están creciendo, otra vez, mucho más deprisa que en el conjunto de países desarrollados, lo que provoca una pérdida de competitividad de los productos españoles que sólo podrá atajarse actuando sobre el tipo de cambio efectivo de la peseta.

Lo normal, es según fuentes financieras privadas, que el conjunto de monedas europeas se deprecie frente al dólar, y que de esta nueva ofensiva sólo se libre el marco alemán. La peseta marchará como las demás monedas y su tipo de cambio respecto a éstas tenderá a permanecer estable como lo había hecho hasta ahora.

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