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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El precio del oro

La edición de 29 de mayo de EL PAIS, en su sección de Economía, incluye un comentario bajo el encabezamiento: "'La decisión del Banco de España de revalorizar el oro supuso en el primer trimestre una pérdida de cuatrocientos millones de dólares". El titular y el comentario pueden dar la impresión de que se ha producido una pérdida de las reservas de oro que desearía tratar de aclarar. La mayor parte de los países venían ya ligando, desde hacía años, el valor de sus reservas oro al precio del oro en el mercado. En España las reservas de oro se contabilizaban al antiguo precio de 42 dólares la onza, hasta que en 1981 se decidió acabar con este ancronismo mediante una revisión muy conservadora de su valoración. Se produjo así un beneficio estrictamente contable, que como tal fue tratado por el Banco de España, no dando lugar a distribución alguna de beneficios en favor del Tesoro.

El Banco de España desearía evitar, en todo caso, que la valoración del oro en sus reservas pudiera quedar en algún momento por encima del de mercado, si es que el precio del metal en el mercado libre registraba descensos. Por ello adoptó un sistema muy prudente de revisiones de dicha valoración: cuando el precio del oro subiera en el mercado libre, el Banco de España revisaría al alza el valor de sus reservas metálicas sólo con retraso y por una fracción de la elevación registrada en dicho precio de mercado, y cuando éste bajase, el Banco de España revisaría rápidamente a la baja el valor atribuido a sus reservas, que siempre aparecerían valoradas a aprecio inferior al de mercado libre.

Realizado el ajuste básico de valoración en 1981, el precio del oro en el mercado libre ha estado descendiendo durante los primeros meses de 1982; en consecuencia, el Banco de España ha procedido a revisar a la baja, periódicamente, el valor de sus reservas metálicas. Pero aquí no hay ganancias ni pérdidas, excepto las puramente contables y adjetivas: el oro físico que compone las reservas continúa siendo el mismo. Tal vez el lector de su artículo pudiera extraer una conclusión errónea y pensar que el juego de las valoraciones genera ganancias o pérdidas efectivas. /

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secretario general del Banco de España. .

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