El mínistro Pérez-Llorca asiste en Lisboa a la reunión anual de la comisión luso-española

El ministro de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez Llorca, llegó ayer a Lisboa para asistir a la reunión anual de la comisión mixta luso-española creada al abrigo del tratado de amistad y cooperación entre ambos países firmado en 1978.La llegada de Pérez Llorca se produce en un momento en que las relaciones entre España y Portugal sufren un cierto enfriamiento debido, más que a la polémica surgida en Portugal sobre el ingreso de España en la Alianza Atlántica, a problemas comerciales entre ambos países. Las autoridades portuguesas han afirmado siempre su apoyo a la integración de España en la NATO y subrayan que las cuestiones que se plantean conciernen al papel de Portugal en la organización y la ayuda militar y económica de los aliados a su país. Las relaciones bilaterales a nivel militar son calificadas de excelentes.

Más grave son desde el punto de vista portugués, los problemas de los intercambios comerciales y de las relaciones consulares. Portugal insiste sobre la necesidad de modificar los términos del acuerdo de pesca firmado a principios de 1981, y las recientes negociaciones sobre este tema, que tuvieron lugar la semana pasada en Lisboa, han sido interrumpidas sin que se llegue a ningún acuerdo.

El creciente desequilibrio de la balanza comercial luso-española es otro tema que preocupa mucho a los responsables de la economía portuguesa. Según los datos provisionales relativos al primer trimestre de 1982, los intercambios son favorables a España en la relación de siete a uno. Para intentar mejorar esta situación, el Gobierno de Lisboa propone la revisión del anexo P al tratado de adhesión de España a la EFTA. Pretende alterar las tarifas arancelarias establecidas en dicho acuerdo para mejorar la competitividad de los productos portugueses en España.

Otro tema caliente se incluye en el capítulo de los acuerdos consulares: los portugueses se quejan de que los españoles gocen del derecho de establecimiento, prácticamente ilimitado, en territorio portugués sin que esta situación se mantenga en España con relación a los portugueses.

En la óptica de los negociadores españoles hay, sobre todo, por parte de sus interlocutores lusos una cierta confusión y falta de preparación de los asuntos.

Ambas partes insisten sobre la necesidad y la voluntad recíproca de mejorar e intensificar las relaciones, consideradas de suma importancia tanto a nivel político como económico.

El nuevo ministro portugués de Asuntos Exteriores, Futcher Pereira, Regado hace unas semanas de los Estados Unidos, donde era embajador, no ha tenido tiempo de enterarse del contencioso entre España y Portugal pero los dos gobiernos no han querido aplazar de nuevo la reunión de la comisión mixta, inicialmente prevista para abril y aplazada con motivo del debate en el Parlamento portugués de la ratificación de la adhesión de España a la OTAN. Los dos ministros dedicarán la mayor parte de su tiempo a un intercambio de opiniones sobre las cuestiones internacionales dejando los problemas técnicos para las múltiples comisiones bilaterales que empezarán a trabajar simultáneamente esta tarde.