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El Gobierno francés establecerá un plan económico de austeridad

Un miniconsejo de ministros, presidido por el presidente de la República francesa, François Mitterrand, se reunirá este domingo, en el Palacio del Elíseo, con el fin de establecer el plan de austeridad que acompañará a la devaluación del franco que fue acordada anoche en Bruselas en la reunión que se celebró entre los ministros de finanzas comunitarios que pertenecen al Sistema Monetario Europeo (SME). Se trata de la segunda devaluación del franco desde que llegó al poder, hace un año, el gobierno socialista.El nuevo reajuste de las divisas integrantes del Sistema Monetario Europeo se atribuye en Francia a tres razones fundamentales. Una mecánica: la baja del dólar, provocada por las perspectivas de reducción de tasas de intereses en los Estados Unidos, ha potenciado al marco alemán y, esto último, depreció aún más el franco, lo que hacía imposible su mantenimiento en el SME (las sustracciones de estas divisas no pueden exceder el 2,25%, por arriba o por abajo). La segunda razón es la típica de orden psicológico. Y la tercera, la degradación, en los últimos tiempos, de la situación económica francesa.

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Devaluación anunciada

Esta última ya venía relevando una posible devaluación del franco. Incluso el ministro de Economía, Jacques Delors, días pasados, la anunció implícitamente al declarar que el valor de la divisa no sería modificado "en las próximas semanas". El había calculado que podría resistir hasta el otoño próximo. Todos los indicadores económicos, más o menos negativos, hacían ineludible la operación de anoche en Bruselas: el comercio exterior, hasta mayo, acusa un déficit de 26.000 millones de francos. La inflación, del 13,5% anual aproximadamente, es entre dos y tres veces superior a la de los países industrializados. En los últimos tres meses, la banca de Francia ha gastado 30.000 millones de francos para defender su divisa. El déficit presupuestario, que se calculó en 95.000 millones de Francia, será unos de 120.000 millones. Todos estos índices sembraron una desconfianza creciente en los mercados de cambios, y el viernes último la tormenta final se desencadenó contra la moneda francesa.

Esta segunda devaluación es considerada por los expertos como un fallo serio de la estrategia económico-social del mitterrandismo al cabo del primer año de Gobierno. Los responsables galos fundaron esa estrategia en un crecimiento económico (el 3,3%) a partir de una reactivación del aparato productivo impulsada por el consumo interno. Para esto último, aumentaron los salarios más bajos. El resultado, doce meses después, dice que el crecimiento quizá no llegará al 2% al final del año, la inflación no ha sido reducida y el paro, objetivo número uno de los socialistas, tampoco ha disminuido.

Las autoridades parecen haber tomado conciencia del problema y se espera, tal como lo anunció ayer el ministro de Economía que un serio plan de austeridad entre en vigor a partir de mañana mismo, lunes. "Es absolutamente necesario que al finalizar el presente año, la inflación no exceda el 10%", añadió Delors. "De no ser así, una nueva devaluación se perfilará en el horizonte", sentenciaba ayer el diario independiente, Le Monde, favorable al Gobierno socialista

Parece ser que la operación de Bruselas ha sido concertada por los alemanes y franceses. Los primeros se comprometerían a relanzar su economía, hecho que favorecería la actividad en Francia. Y esta última, se habría comprometido a luchar vigorosamente contra la inflación. Lo dicho significaría el mínimo de la armonización de las políticas económicas sin las que, a largo plazo, no es viable el SME.

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