Maurice Fortín,
un joven francés que intentaba llegar a Argelia navegando en un patín de pedales, no consiguió sobrepasar las inmediaciones de las islas Baleares y fue recogido por un yate británico a veinte millas de Ibiza. El patinador galo había salido de Denia dos días antes con la intención de encontrarse con su novia en una localidad argelina, no llevaba alimento alguno y solo portaba una botella de licor de menta. Había llegado a España en auto-stop y en la localidad alicantina alquiló el patín para trasladarse al norte de Africa. En las dos jornadas de viaje se cruzó con varias embarcaciones que le ofrecieron ayuda pero Fortín la rechazó. Cuando fue recogido por el yate inglés se encontraba exhauto. Había declarado que podía atravesar el Mediterráneo en esta frágil embarcación.
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