_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La batalla de Chat el Arab

DESDE EL 30 de abril Irán está en plena ofensiva en su guerra contra Irak. Las batallas son duras y la ofensiva progresa más lentamente de lo que Teherán esperaba; sobre todo en torno a la ciudad de Jorramshar, la zona que parece ser la clave de esta guerra, que se aproxima a los dos años de duración, conquistada desde el principio por los iraquíes y ahora cercada por los iraníes y a punto de caer. O quizá la guerra es siempre imprevisible: trampa mortal para su Ejército si la ciudad resiste y si los iraquíes consiguen embolsarles con el río Karun a su espalda. La importancia de Jorramshar es la de que, con la zona en torno a ella, permite el control de Chat el Arab, la proximidad a los emiratos del golfo y la puerta hacia el territorio iraquí, donde todavía no ha combatido: toda esta guerra se ha hecho en territorio de Irán.Más que el retroceso en las líneas de combate, bastante profundo en una quincena, importa a Irak el principio del desmoronamiento de su régimen. La guerra había comenzado como una aventura alegre y fácil, capaz de desmontar el poder de Jomeini con alguna facilidad, unida, sobre todo, a las acciones durísimas de la oposición dentro mismo de Teherán y a la satisfacción -si no al estímulo y la ayuda- de países occidentales interesados en desmontar el régimen teológico de Irán y a los de algunos países árabes, que temen siempre el contagio. En ese principio, la población civil apenas notaba el esfuerzo de guerra: se nutría del espíritu patriótico y se encontraba fuerte y segura. Han cambiado las tornas. Los eufemismos de los partes de guerra ("una retirada realizada ordenadamente, con objeto de reforzar las posiciones y a causa de una evaluación especial de la situación", dice uno de ellos) no ocultan la situación, y el frente de combate reclama cada vez más hombres. La acción de Siria complica más la situación: Siria ha decidido cerrar sus fronteras con Irak y, según este país, por esas fronteras salían las dos terceras partes de su exportación de petróleo; significa también ese corte el cese de su vía férrea con Turquía (que pasaba por territorio sirio) y, por tanto, de una vía importante para sus importaciones, especialmente la del petróleo refinado.

Las gestiones de Teherán con los países del golfo Pérsico y el discurso pronunciado el domingo por Jomeini tienden a explicar a esos países que en ningún caso corren peligro por la acción de Irán, pero está doblado porla amenaza de que si continúan sosteniendo a Irak pueden correr algún peligro. La ayuda de los emiratos a Irak se cifra en unos 16.000 millones de dólares desde que comenzó la guerra. La advertencia de Jomeini utiliza continuamente el nombre de Saddam y pocas veces o ninguna el de Irak; es decir, concentra toda la responsabilidad de la guerra en el presidente Saddam Hussein, y no en un país al que considera hermano, pero sojuzgado por un régimen traidor, Esta misma dialéctica es la que emplea Siria. Los dos países se centran en la culpabilidad del régimen y en la seguridad de que, si ese régimen cesase, si Saddam fuese sustituido, el armisticio llegaría con facilidad. Acusan a Saddam de haber desencadenado la guerra por cuenta de, sus "amigos occidentales" con desprecio para los intereses de su propio pueblo y para los del Islam; le acusan de hacer imposibles las negociaciones de paz e incluso de haber asesinado al mediador argelino, Mohammed Ben Yahya -ministro de Asuntos Exteriores de su país, cuyo avión, según Irán, fue abatido por los iraquíes-. Las condiciones de Irán para negociar la paz consisten esencialmente en la retirada completa de sus tropas (Chat el Arab quedaría de nuevo en manos de Irán), recibir reparaciones de guerra por las destrucciones causadas y un regreso a Irak de los chíitas expulsados. Saddam no acepta esas condiciones.

La descripción de Saddam como enemigo único comienza a hacer sus efectos. La población iraquí comienza a considerarle culpable, y los países árabes piensan si no sería mejor desembarazarse de él. Lo cual no es tan fácil. Saddam ha instalado su poder con fuerza, ha diezmado y desplazado a sus enemigos y no parece que haya una sucesión clara. Unicamente si los militares dieran un golpe de Estado. La clásica idea militar de que sus derrotas actuales están causadas por el fracaso del poder civil empieza a cundir.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_