4.000 kilómetros recorridos por la caravana del Partido Socialista
Más de cuatro mil kilómetros lleva recorridos la gran caravana del PSOE, que acaba de pasar por Alcalá de Guadaira y volverá a esta provincia para el cierre de la campaña, en la noche del viernes 21. Alrededor de cien mil andaluces han podido seguir en lo que va de campaña este espectáculo folklórico-político ambulante, que ha dado el tono festivo de la propaganda socialista.La Barraca -que es así como el PSOE ha titulado su caravana, con resonancias lorquianas- ha vivido numerosas anécdotas, como el silencio obligado en Vélez-Málaga, cuando los altavoces tuvieron que enmudecer al cruzarse con un entierro, o el asalto de los niños de Casariche, a quienes sus profesores dieron recreo justamente en el momento en que pasaban los socialistas y que aprovecharon la ocasión para manifestarse al grito, inesperado, de ¡queremos caramelos!
Quienes hayan tenido oportunidad de acudir a alguna de las paradas de las once unidades que componen la caravana habrá podido comprobar que los artistas están volcados con la iniciativa, disfrutar de rumbas y sevillanas, reír a mandíbula batiente con las imitaciones de Josele y el humor grueso de Paco Gandía, rockear con Alameda y asombrarse de oir al Lebrijano cantando por bulerías algunas de las estrofas del himno andaluz.
En la parte seria, el protagonismo fundamental recae en el candidato socialista, Rafael Escuredo, que pronuncia discursos extraordinariamente didácticos y moderados.
En Alcalá insistió en su oferta de un pacto social para sacar a Andalucía del atolladero, llamó mentiroso al padre Martínez Fuertes, que encabeza la campaña empresarial por la libertad de enseñanza ("a los sacerdotes que mienten, Dios los manda al infierno") y apelar al deseo de cambio de los andaluces.
Sus actos terminan con la interpretación del himno de Andalucía -y no de la Internacional-, en una escenografia de luces apagadas, y cerillas encendidas y manos invitadas a entrelazarse.
