Granada, aspirante a capital cultural
Sin poder económico, sin perspectivas de poder administrativo, por la presumible centralización en Sevilla del Gobierno y Parlamento andaluces, Granada aspira a convertirse en la capital cultural de Andalucía. La calificación de patrimonio cultural de carácter mundial que tiene su capital, la existencia en la misma de la tercera universidad española y la propia actividad que genera a lo largo del año (Festival Internacional de Música y Danza) parecen avalar suficientemente esta pretensión.
Con ocho comarcas deprimidas que suponen el 84,9% de su territorio, la principal fuente de riqueza de Granada es la agricultura que da empleo a 75.000 personas (el 35,5% de la población activa), de las que casi 44.000 son trabaja dores por cuenta ajena. Si exceptuamos la zona norte de Las Alti planicies, con cultivos de secano de bajo rendimiento, y el valle de Lecrín, rico en agrios, dos son las comarcas agrícolas prósperas y decisivas para la economía granadina: la vega del Genil y la costa.La vega del río Genil, a la que se refirió Federico García Lorca en su Baladilla de los tres tíos tiene tres zonas bien diferenciadas: la vega de Granada, tierra de regadío, con cultivos de hortalizas (ajos y cebollas, cereales y tabaco) repartidos en explotaciones pequeñas; la tierra de Alhama, catalogada como de secano, donde se encuentran las grandes explotaciones, que ocupan el 50% del terreno; y la tierra de Loja, con explotaciones de tamaño medio en las que predomina el olivar.
Tanto o más productiva en su conjunto es toda la franja costera granadina, con el más alto nivel de productividad. En ella sobresalen los cultivos subtropicales de Otivar, Alinuñécar y Jete, y funda mentalmente las plantaciones de caña de azúcar -una de las principales riquezas provinciales-, localizadas en Motril y Salobreña Tienen la particularidad de tener instaladas a pie de explotación las industrias azucareras. En estas dos localidades, y muy especialmente en Carchuna son cada vez más rentables los cultivos extra tempranos en invernadero, que compiten en el mercado con los de Almería.
Los granadinos tienen a gala afirmar que dicha zona es la primera de Andalucía en este tipo de cultivos.
Por contra, el sector secundario no acaba de despegar en Granada. La creación de una dinámica industrial apropiada a las características de la provincia ha contado con las resistencias de las estructuras económicas granadinas. Ello explicaría que el nivel de inversiones industriales entre, 1966-1974 en la provincia haya supuesto únicamente el 3,4% de la realizada en toda Andalucía.
Acaso sea por ello por lo que fracasó, en pleno desarrollismo franquista, el polo industrial creado a las afueras de la capital. Se construyó un aeropuerto (del que salen en la actualidad dos vuelos diarios para Madrid), pero faltó una infraestructura que permitiera uña comunicación directa con la carretera nacional. Lo cierto es que no llegó a instalarse allí ninguna gran industria. En los tres poligonos existentes hoy sólo cabe destacar por su importancia la empresa Oxinesa, que produce oxígeno industrial.
Aunque existe un gran número de pequeñas y medianas empresas del sector de la madera, el corcho y el cuero, con aceptables niveles de producción, dos son, a modo de resumen, las industrias de envergadura de Granada: Uniasa y Papelera del Mediterráneo. La primera, fabricante de productos lácteos (Puleva), controlada por miembros destacados de la Confederación Granadina de Empresarios, declara una producción de 4.000 millones de pesetas, está calificada para el crédito de la banca internacional y a veces cotiza en bolsa. Papelera del Mediterráneo, instalada en Motril, de la que Sarrió llegó a tener el 51% del capital, pertenece hoy al INI.
Especial atención merece la producción minera. Granada produce en sus minas de El Marquesado y Orgiba el 35% de la producción española de mineral de hierro, que, embarcado en Almería y Motril, es luego enviado a Asturias o Vizcaya. El futuro de la minería granadina, en opinión de los economistas, reside en la explotación de la abundante riqueza de los lignitos existentes en las tierras de Padul-Arenas del Rey, que parece va a iniciarse en breve.
Los poderes fácticos del campo
En Granada todo el mundo tiene claro que siguen siendo las familias de abolengo, los terratenientes latifundistas, quienes, en conexión con cámaras agrarias, patronales del campo y el mundo de las finanzas, siguen influyendo decisivamente sobre los temas económicos o políticos de trascendencia para la provincia.
Representante de los propietarios de las grandes explotaciones agrarias en la Confederación Granadina de Empresarios, dueño del importante latifundio de Caparacena, y considerado una de las mayores fortunas de Granada, Luis D'Avila Ponce de León es un hombre poderoso e influyente en Granada. Lo son también Rodríguez Roldán, uno de los propietarios de grandes explotaciones en la vega del Genil, que preside la Agrupación de Empresarios Agrícolas, y Segismundo Nogueras, propietario de las tierras del municipio de Cijuela y presidente de la Cámara agraria. Emparentado con este último, Eduardo Jiménez Gil de Sagredo, también terrateniente, es, con el beneplácito de Domingo Solís, el factótum de la Caja Rural, entidad de la que fue presidente.
A nivel popular se considera que bien relacionados con los empresarios Agrarios citados, Sebastián Pérez Linares y Eduardo Chaluz son dos funcionarios con un poder extra. El primero, en otro tiempo secretario provincial del Movimiento, ocupa el cargo de relaciones públicas de la Caja Provincial de Ahorros, dependiente de la Diputación de Granada. El segundo es el secretario general y cerebro gris del Gobierno Civil de Granada en las últimas décadas. Un hombre influyente, que se ha mantenido en el cargo tras el paso consecutivo de varios gobernadores, algunos de los cuales, al decir de quienes le conocen, trataron, sin éxito, de recortar sus poderes.
El acendrado sentido del ahorro de la población de Granada, que movió al poeta García Lorca a definirla como la tierra del chavico, explicaría la enorme expansión y el poder de dos de las tres entidades de ahorro provinciales. Fundada en 1891, la Caja General de Ahorros y Monte de Piedad es la más antigua e influyente de la provincia. Emparentada, por vía de presidentes o directores generales, con la oligarquía liberal, la caja se ha dirigido fundamentalmente hacia el comercio, la industria y la vivienda. Conoció su época dorada en los años sesenta, siendo presídente Antonio Méndez y Rodríguez Acosta, en pleno boom de la construcción, sector que hoy da empleo a 17.000 trabajadores.
Con un pasivo de 57.000 millones de pesetas, la entidad ocupa el puesto número dieciocho en el ranking de cajas de ahorro. A su actual presidente, Evelio García, médico anestesista, se le considera afecto al Opus Dei, institución que mantiene una notable implantación en Granada y especialmente en la universidad, que ha intentado controlar desde los tiempos en que era catedrático el ex ministro Julio Rodríguez.
Para aprovechar los flancos dejados por la Caja General, en lo que se refiere a la atención a la población agrícola, apareció en Granada, muy ligada al sindicato vertical, la Caja Rural, que pasa por ser una institución reaccionaria y bunkeriana. En la actualidad está dirigida por Federico Hita Romero, un ingeniero del IRYDA. Su rápida implantación le ha llevado a elevar un pasivo inicial de cincuenta millones a 4.900 en 1978 y a 10.000 en 1981. El autor del despegue en los últimos años, Federico Terrón, fue defenestrado -y ampliamente indemnizado- con todo su equipo por haber aprobado un crédito de 150 millones al Ayuntamiento socialista de la capital granadina, crédito que quedaría anulado posteriormente. Fue finalmente la Caja General la que habilitó un crédito por el mismo importe.
En el capítulo de las finanzas no puede olvidarse la peripecia del Banco de Granada, que tras declararse en quiebra, con un déficit de 2.000 millones de pesetas, a finales de 1979 fue absorbido por el Banco Central a mediados del año pasado, una vez saneado por el hospital de bancos (la Corporación Bancaria). Había sido creado sobre la base de la original Banca de Rodríguez Acosta y dirigido por miembros de la misma familia, contó con apoyos de la Administración franquista y de las familias de la oligarquía granadina.
Una deficiente gestión, una política desarrollista e íncontrolada con creación de empresas con poco capital y mucho crédito, que resultaron runiosas y, en especial, el fracaso de CETURSA, sociedad explotadora de los recursos turísticos de Sierra Nevada, fueron las claves de la crisis. Un crack que supuso un duro golpe para los ahorradores granadinos.
El mapa político
Unión de Centro Democrático ha sido hasta la fecha el primer partido en Granada, donde ganó todas las consultas electorales habidas. En junio de 1977 obtuvo el 44% de los votos emitidos, en tanto que el PSOE y el PCA lograron el 32% y 10%, respectivamente. AP se situó en el 7%, y el PSA, que se presentaba en las listas con el PSP, contabilizaba el 4%. Cuatro diputados le correspondieron a los
Granada, aspirante a capital cultural
centristas, y tres a los socialistas, ano de ellos María Izquierdo. Por zontra, el PSOE ganó tres escaños del senado, y UCED uno.Las diferencias entre ambos partidos mayoritarios, hasta llegar a una clara bipolarización, se redujeron sensiblemente en las segundas elecciones legislativas, en las que UCED y PSOE obtuvieron el 37% y 36%, respectivamente, de los sufragios emitidos. Registraron un alza notable el PCA (13%) y el PSA (6%). Los comunistas lograron colocar en el Congreso de los Diputados a Jaime Ballesteros, hoy vicesecretario del partido a nivel estatal, junto a los tres diputados de UCED y otros tantos del PSOE. Centristas y socialistas se repartieron, a partes iguales, los cuatro escaños de senadores.
Sin embargo, en los comicios municipales el partido del Gobierno volvió a ganar ampliamente (39% de los votos), obteniendo 76 alcaldías de la provincia, en tanto que el PSOE (28%) lograba 56. Fruto de un nuevo ascenso, el PCA (15 %) colocó alcaldes en dieciocho municipios, y el PSA (7%) se hizo únicamente con el Ayuntamiento de Alhama de Granada, si bien se constituía en la primera fuerza de la izquierda en la propia capital.
La unidad de la izquierda, que ha funcionado generalmente bien en la provincia, ha conocido serios altibajos en la capital. La decisión de Rojas Marcos de cambiar la alcaldía de Granada, ciudad, en la que el partido había superado en votos al PSOE, por la de Sevilla, llevó al socialista Antonio Camacho a ocupar la presidencia de la corporación municipal.
La apertura sin licencia municipal de Hipergranada produciría un agrio enfrentamiento entre el PSA, de un lado, y el PSOE y PC, que llevaría al alcalde a presentar la dimisión. Dos meses estuvo el Ayuntamiento sin titular. EL PSA, apoyado en su peso electoral, aspiraba a ocupar el puesto vacante, pero socialistas y comunistas votaron juntos, y Antonio Jara, profesor de la universidad y líder del PSOE en la provincia, fue nombrado alcalde.
En cabeza de la lista de candidatos del PSOE por Granada al Parlamento andaluz, Antonio Jara es un hombre con prestigio y buena imagen, que tiene el mérito de gobernar un Ayuntamiento en cuya corporación, a raíz del abandono de los seis concejales del PSA, es claramente mayoritaria UCED (once concejales). Los socialistas tienen seis concejales, tres el PCA y uno pertenece a la candidatura Granadina de Trabajadores (marxista-leninista).
La UCD de Antonio Jiménez Blanco
El partido centrista se fundó en Granada por la confluencia de tres familias políticas con cabezas bien visibles: Joaquín García Romanillos, en representación de los democristianos; Arturo Moya, al frente de los socialdemócratas de Fernández Ordóñez, y Antonio Jiménez Blanco, como responsable de los liberales. Los tres pugnaron por encabezar la lista de candidatos al Congreso hasta que Adolfo Suárez encargó al gobernador de Granada, hoy de Valencia, José María Fernández, que maniobrara para situar en el primer lugar a Federico Mayor Zaragoza, ex rector de la Universidad de Granada, con un notable prestigio.
Tras muchas reuniones, en un vagón de tren de la estación de Moreda, concluye lo que popularmente se conoce en Granada como el contubernio de Moreda. Suárez había logrado su objetivo. Arturo Moya y García Romanillos ocuparon el segundo y tercer puestos de la lista. Jiménez Blanco fue incluido en la candidatura al Senado. Los cuatro fueron elegidos. En las elecciones de marzo de 1979, Jiménez Blanco será nominado como cabeza de lista para el Congreso. Con presiones desde el Gobierno Civil, la asamblea provincial incluye en la candidatura para el Senado a Pedro Montañés, propietario de explotaciones agrícolas, que obtuvo el escaño.
Será en las elecciones municipales cuando aparezca en escena José Sánchez Faba, que va a convertirse en el rival más cualificado de Jiménez Blanco por el control de la UCED de Granada. Juez prestigioso, ligado a Justicia Democrática, tras algunos devaneos con el PSOE, fue captado por UCED, que lo presentó como candidato a la alcaldía de Granada. El pacto de la izquierda frustré su propósito, pero a cambio logró ser elegido presidente de la Diputación Provincial.
Verá aumentar aún más su prestigio Sánchez Faba con una brillante gestión en la corporación provincial, en la que ha dado un papel destacado a socialistas y comunistas. En cabeza de la lista de candidatos de la UCD de Granada para el Parlamento andaluz, Sánchez Faba va a ser un dificil rival para Antonio Jara. En el apoyo del electorado indeciso a uno u otro va a jugar un papel determinante el prestigio personal de cada uno. Son dos hombres con méritos igualados.
Una fecha que no se olvida
Sin embargo, a Sánchez Faba puede jugarle una mala pasada la memoria histórica de los granadinos, ya que tanto él como Jiménez Blanco, en su calidad de presidente de la Diputación y de portavoz centrista en el Congreso, respectivamente, protagonizaron una fuerte campaña por la abstención en la consulta del 28-F. El, dando la cara en la provincia, y el actual presidente del Consejo de Estado, con declaraciones en las que había un claro objetivo: presentar el referéndum como un enfrentamiento entre la Andalucía occidental, concretizada en el centralismo sevillano y la oriental. No faltaron en sus afirmaciones alusiones a una posible segregación de Almería y Granada del resto de Andalucía.
En esta línea aún se recuerda en Granada el día en que en el curso de un mitin pro-estatuto del poeta Alberti una avioneta bombardeó, en el mejor sentido de la palabra, el recinto donde aquél se celebraba con miles de octavillas en las que iban impresas frases tales como "Papá, ¿Andalucía es Sevilla?".
Tras el chaparrón del 28-F, Antonio Jiménez Blanco sólo ha aparecido de forma muy esporádica por Granada, provincia en la que apenas si ha hecho campaña en favor de su partido. Su pugna con Sánchez Faba por controlar el poder de Ia UCED de Granada sigue en pie.
Entre la clase política granadina se tiene la convicción de que el PSOE se beneficiará del voto de castigo que se presume va a recibir UCD por su política con respecto al proceso autonómico de Andalucía, que han sabido capitalizar a su favor los socialistas.
Las diferencias que en los últimos años han existido en el seno del PSOE de Granada entre el sector oficial, que controlan los hombres de Rodríguez de la Borbolla, y el. obrerista quedaron mitigadas, que no superadas, ante el objetivo común de controlar a los críticos, que suponen el 30% de la militancia y detentan puestos en la dirección, Diputación y Ayuntamientos.
El PSOE podría también arrancar votos del electorado del PSA, partido que se presenta a las elecciones del domingo con un bagaje negativo. El trueque de Rojas Marcos de la Alcaldía de Granada por la de Sevilla provocó en su día un profundo malestar en el electorado y en la militancia del partido, que a la larga ha desembocado en una completa desbandada de cuadros y cargos electos. Se calcula en más de doscientos el número de cualificados dirigentes y militantes que abandonaron el partido en solidaridad con el teniente de alcalde de Granada Arturo González Arca, al que por un comentario jocoso sobre Rojas Marcos se le obligó, por vía judicial, a dejar el cargo.
La incógnita del 23-M en Granada es Alianza Popular. Tras su fracaso en las elecciones de marzo de 1979 no se presentó a los comicios municipales, dejando su clientela en manos de UCED. Ahora trata desesperadamente de recuperar su espacio. El presidente de AP, Manuel Fraga, ha recorrido de arriba abajo la provincia tres veces con el cabeza de lista, Díaz Berbel, quien desde luego no puede competir, a nivel de imagen, con el candidato centrista Sánchez Faba.
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